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Presentado por Lisa Bishop
¿Cómo estás sirviendo a tus compañeros de trabajo? Estamos viendo 5 maneras de estar en misión en el trabajo: revisando nuestras actitudes, trabajando con excelencia y actuando con integridad. Ahora, quiero examinar otra manera de estar en misión en tu lugar de trabajo: atendiendo las necesidades de tus compañeros.
Muchos de nosotros pasamos una parte importante de nuestras vidas en el trabajo. Es fácil quedar atrapado en nuestra rutina, concentrándonos en tareas, plazos y avances profesionales. Pero como seguidores de Cristo, estamos llamados a un propósito más elevado.
El que quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes será su esclavo [voluntario y humilde]; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:26-28).
Estas palabras poderosas nos desafían a repensar nuestro enfoque en nuestro trabajo diario. Irónicamente, estas palabras fueron la respuesta de Jesús a dos hermanos que competían por una posición, tratando de conseguir el lugar más alto de prestigio y honor, sentándose a la diestra de Jesús. Es una gran lección para nosotros también. No estoy insinuando que no debamos tener ambiciones de ascender en el trabajo, pero sí importa cómo y por qué lo hacemos.
Si buscamos nuestro beneficio personal, la gente lo verá, y Jesús conoce nuestros corazones. Adoptar una postura de orgullo pone un freno a nuestra influencia en el trabajo y al nivel de confianza que la gente tendrá en nosotros. ¿Buscamos nuestro propio beneficio o deseamos trabajar por el mejor interés de los demás? Jesús tenía el puesto más alto y, sin embargo, asumió la actitud de humildad, vio las necesidades de los demás y los sirvió.
Servir a los demás en el lugar de trabajo significa mirar más allá de nuestras propias necesidades y ambiciones. Se trata de ver a nuestros colegas como personas que Dios ama y ha puesto en nuestras vidas por una razón. Cada día se nos presentan múltiples oportunidades para demostrar el amor de Cristo a través de simples actos de bondad: escuchar a un compañero de trabajo, dar nuestro tiempo y ofrecernos para ayudar a alguien con un proyecto difícil, o incluso simplemente compartir una palabra de aprecio y aliento.
¿A quién puedes servir? Tus actos genuinos de servicio modelarán el corazón de Jesús y pueden abrir puertas para conversaciones más profundas sobre la fe.