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Presentado por Lisa Bishop

Mientras continuamos mirando a 2 Crónicas 20 como nuestra guía, vemos el arma final en el plan de batalla del rey Josafat: Alabanza y Adoración.

Josafat acaba de clamar a Dios preguntándole que hacer, Dios responde, e inmediatamente vemos que Josafat y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron ante el Señor y lo adoraron y los levitas se levantaron para alabar al Señor Dios gritando con una voz fuerte. Cuando en medio de una batalla el pueblo se pone en actitud de adoración y alabanza.

A veces, lo último que tenemos ganas de hacer cuando nos enfrentamos a una batalla es adorar a Dios. Sin embargo, esto es precisamente lo que trajo la victoria y lo mismo a lo que Dios te invita cuando sientes el calor de la derrota pendiente. Como dice mi amiga Becky, ¡convierte tu pánico en alabanzas!

2 Crónicas 20:20-22 continúa:

“Temprano a la mañana siguiente, el ejército de Judá salió al desierto de Tecoa. De camino, el rey Josafat se detuvo y dijo: «¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! Crean en el Señor su Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a sus profetas y tendrán éxito». Después de consultar con el pueblo, el rey nombró cantores que caminaran delante del ejército cantando al Señor y alabándolo por su santo esplendor. Esto es lo que cantaban: «¡Den gracias al Señor; su fiel amor perdura para siempre!». Cuando comenzaron a cantar y a dar alabanzas, el Señor hizo que los ejércitos de Amón, de Moab y del monte Seir comenzaran a luchar entre sí.”.

La alabanza es lo que derrotó al enemigo.

Esto me recuerda una de mis canciones de adoración favoritas.

Levanto un aleluya, con el enemigo frente a mí

Levanto un aleluya, tan fuerte que no hay duda en mí

Levanto un aleluya, mi arma melodía es

Levanto un aleluya, el cielo peleará por mí.

Levanto un aleluya, con todo lo que hay en mí

Levanto un aleluya, veré a la oscuridad huir

Levanto un aleluya, sin saber lo que está por venir

Levanto un aleluya, temor, ¡pierdes control en mí

Cuando te enfrentas a las batallas de la vida, tu arma es una melodía.

Alabado sea Dios en medio de la batalla. Alabado sea Jesús en medio de la tormenta.