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Presentado por Lisa Bishop

¿Qué haces cuando te enfrentas a una batalla? ¿Cuándo sientes que las probabilidades están en tu contra? ¿Cuándo parece que el enemigo está ganando?

Cuando estás en una batalla, puede ser fácil sentirse solo, rodeado por todos lados, sin saber qué hacer. Esta semana he estado hablando sobre los pasos para crear un plan de batalla cuando estás experimentando dificultades en la vida. Quiero animarte a recordar que Dios está contigo en la batalla.

En 2 Crónicas 20, cuando en medio de la batalla subsiguiente contra Judá, el rey Josafat clama a Dios: “Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda (2 Crónicas 20:12)

¿Alguna vez has estado en una situación en la que no tenías idea de qué hacer? ¿a dónde volteaste? ¿A quién o a qué recurriste? Dios quiere que sepas que cuando le pides ayuda, cuando lo buscas para que te guíe, él está contigo, el Espíritu de Dios te aconsejará.

Cuando Josafat miró a Dios, el Señor dijo: “No temas ni te desanimes por este gran número, porque la batalla no es tuya sino de Dios… No tienes que pelear esta batalla. Posiciónense, quédense quietos, y vean la salvación del Señor….. No tengan miedo ni se desanimen. Sal mañana y enfréntalos, porque Yavé está contigo” (2 Crónicas 20:15b-17).

Cuando te sientes indefenso. Cuando tienes la espalda contra la pared y no sabes qué hacer. Cuando el miedo, la preocupación y la ansiedad se apoderen de ti, mira al Señor y colócate hacia Dios. Ser consciente de la presencia de Dios es siempre la forma de disipar el miedo en tu vida. ¿Con qué frecuencia tomamos la batalla en nuestras propias manos y tratamos de luchar con nuestras propias fuerzas? cuando Dios dice: “No tienes que pelear esta batalla. Posiciónate. Mantente firme.”

Efesios 6:11-18a es otro recordatorio de cómo podemos tomar nuestra posición contra los planes del enemigo y permanecer firmes en la batalla. El apóstol Pablo dice: “Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo. Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados. Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo. Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios.Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión”.

Cuando estés en una batalla, mira a Dios, escucha, ponte delante de él y mantente firme.