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¿Qué intenta enseñarte Dios a través de tu trabajo? Hace poco, una amiga me contó que Dios le está enseñando a llevarse bien con todo tipo de personas, incluso con aquellas con las que tiene fuertes desacuerdos. Se trata de compañeros de trabajo que realmente necesitaban conocer a Jesús, provenientes de diferentes trasfondos religiosos y creencias muy distintas. Ella comentó que a lo largo de los años no fue —en sus propias palabras— “muy amable con mis compañeros incrédulos”. Sus discusiones a menudo terminaban con palabras de condenación desagradables. Dijo: “No me he callado cuando pienso que están equivocados”. Cuando una nueva compañera se unió a la empresa, que era muy encantadora, brillante y llena de energía, le cayó muy bien, y luego descubrió que llevaba un estilo de vida antibíblico. Dijo: “Creo que el Señor me ha dado otra oportunidad”.
En su trabajo, está aprendiendo a amar a las “ovejas perdidas”, es decir, a las personas que no conocen a Jesús. Está aprendiendo a comunicarse con ellas con amor, no con dureza ni con condenación. Esa es una lección que todos necesitamos, ¿verdad? Pero nunca podrás aprenderla si no interactúas con incrédulos. En la mayoría de los casos, tu trabajo te pone en medio de muchas personas que no comparten tu fe, no conocen a Jesús o incluso que pueden pensar que tu compromiso con Cristo es fanático. ¿Cómo cultivas amistades y compartes el amor de Jesús con personas así? Puedes aprender una actitud cristiana allí mismo, en tu trabajo.
¿Ves cómo Dios te está enseñando muchas lecciones valiosas a través de tu trabajo? Aprendes lecciones cruciales sobre las relaciones: cooperación, justicia, flexibilidad, humildad, paciencia; todos frutos del Espíritu de Dios que te ayudan a brillar como una luz en un lugar oscuro. Aprendes a perdonar a quienes tal vez nunca te lo pidan, a quienes ni siquiera reconocen o les importa haberte lastimado. Aprendes a perseverar, a perseverar incluso cuando crees que ya no puedes más.
Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, 3 pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia. 4 Y la perseverancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros sin que les falte nada. (Santiago 1:2-4).
Ese es el camino que seguimos todos los seguidores de Cristo: madurar y ser completos. La perseverancia nos ayuda a lograrlo. Quizás tu trabajo sea muy frustrante ahora mismo y estés pensando en dejarlo. ¿Será que no necesitas otro trabajo? Solo necesitas una actitud diferente hacia el que tienes.
Puedes crecer espiritualmente allí mismo donde trabajas. A veces pensamos que nuestro crecimiento espiritual solo se logra mediante el estudio bíblico, la asistencia a la iglesia y la oración, y que todo es importante en nuestras vidas. Pero puedes crecer mucho más rápido y de muchas maneras diferentes si ves tu trabajo no solo como un campo misionero, sino también como un aula. No te pierdas lo que Dios quiere enseñarte a través de tu trabajo.