Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 2:32 — 5.8MB)
Me pregunto por qué lo llamamos Viernes Santo. Para quienes hemos depositado nuestra confianza en Jesucristo como nuestro Salvador, celebrar su resurrección es de suma importancia. Nuestra salvación se basa en el hecho de que Cristo resucitó. Sin embargo, ¿por qué llamaríamos a este viernes un día “Santo”?
Ese día es un buen día si se tiene una perspectiva eterna. El día en que Jesús murió es el Día de la Expiación, cuando de una vez por todas Jesús se convirtió en nuestro sacrificio, derramando su sangre, pagando la deuda que debíamos, para que pudiéramos ser perdonados de nuestros pecados y hechos justos en Jesús.
Al que no conoció pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, para que en él fuéramos hechos justicia de Dios (2 Corintios 5:21).
Eso fue lo que sucedió cuando Jesús fue crucificado. Por lo tanto, tuvo que morir para convertirse en el sacrificio perfecto que pagaría por nuestros pecados. Como resultado, tenemos la oportunidad de ser la justicia de Dios, para que Él nos vea en Cristo, redimidos, justos ante Él.
Es un Viernes Santo para nosotros porque Jesús lo dio todo ese viernes. Sin embargo, sin el Domingo de Resurrección, este viernes no sería santo. Es por la resurrección que podemos llamarlo Viernes Santo: el día en que Jesús lo pagó todo por nosotros. El precio que pagó —cargar con todos nuestros pecados y estar separado de su Padre— fue mucho mayor que la agonía de la crucifixión, por terrible que fuera. Y lo soportó por ti, declarando al morir: «Consumado es». Lo hizo todo para que tú y yo tuviéramos la seguridad de la eternidad con él.