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¿Alguna vez has dicho o pensado: “Mi problema es que tengo baja autoestima”? Creo que la mayoría hemos tenido esa sensación alguna vez. Al fin y al cabo, ese es el mensaje que nos han transmitido de muchas fuentes: si pudieras deshacerte de esa baja autoestima, te sentirías bien contigo mismo y podrías dejar atrás todos tus problemas.

Comparto extractos del folleto de Tim Keller: La libertad del olvido de uno mismo, donde señala que, hasta el siglo XX, casi todas las culturas creían y enseñaban que tener una autoestima demasiado alta era la causa principal de todo el mal del mundo. El orgullo, el egoísmo, la avaricia y la maldad humanos se presentaban como la causa de todo mal comportamiento.

Pero en nuestra cultura occidental moderna, hemos desarrollado una idea completamente opuesta. Hoy en día, nuestros sistemas educativos, nuestros programas de consejería, el trato que damos a los presos y gran parte de nuestra legislación parten de la idea de que solo necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos. Pensemos en algunos males del mundo actual, como el abuso infantil. Esta filosofía nos haría creer que este mal desaparecería si quienes abusan de niños no tuvieran tan baja autoestima.

Incluso psicólogos seculares han llegado a comprender el error de este sistema de creencias. Algunos han afirmado que no hay evidencia de que la baja autoestima sea un gran problema en la sociedad, sino que las personas con alta autoestima representan una mayor amenaza para quienes las rodean. Pero esto es difícil de aceptar. Como escribe Tim: «Lo que pasa con la teoría de la baja autoestima como causa de la mala conducta es que resulta muy atractiva. No es necesario emitir juicios morales para abordar los problemas de la sociedad».

Si has estado atrapado en la creencia de que solo necesitas una mejor autoestima, te insto a que la abandones y te acerques a la verdad de Dios tal como se expresa en su Palabra. Sentirse bien consigo mismo solo se logra al reconocer quién eres en Cristo y luego olvidarte de ti mismo mientras vives tu vida para amar a Dios y a los demás. Hay una gran libertad en el olvido de uno mismo, y si estás luchando con este problema, te recomiendo ampliamente este folleto de Tim Keller, “La libertad del olvido de uno mismo”.