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Desde 1984, hemos estado compartiendo la buena nueva de que la Palabra de Dios es relevante para todas las áreas de nuestra vida, y sin duda para nuestros trabajos y carreras. Al principio de este ministerio, Dios comenzó a mostrarme el error de la enseñanza sobre la autoestima que parecía extenderse por todo el país.

El tema general de esta enseñanza eran los problemas que plagan nuestra sociedad: crimen, adicciones, matrimonios fallidos y abuso; todo atribuible a la baja autoestima. Se creía y enseñaba que, si tan solo pudiéramos ayudar a las personas a pensar en sí mismas de manera más positiva, dejarían de hacer estas cosas y nuestros problemas sociales desaparecerían.

Al observarme a mí misma y a los demás, Dios me dejó claro que el yo no es mi solución; ¡el yo es mi problema! Y al recordar los temas que traté al principio de este ministerio, veo que desde el principio intentaba comunicar esta verdad. Intentar que las personas se sientan bien consigo mismas no llegará a lo más profundo de sus almas ni les traerá sanidad. Y eso se debe a que cada uno de nosotros nació en pecado, cometemos pecados voluntariamente y simplemente tenemos un problema de pecado. La Biblia dice que no hay nada bueno en nosotros mismos; que todas las cosas justas que intentamos hacer son como trapos de inmundicia para Dios.

Eso no encaja del todo con el mensaje de la buena autoestima, ¿verdad? Hace poco encontré un folleto de Tim Keller titulado La libertad del olvido de uno mismo. Tim explicó muy bien cómo la idea de que la baja autoestima es el gran problema de la sociedad, simplemente no es cierta.

Quiero compartir algunas de las reflexiones de Tim, que son ecos de lo que he intentado decir durante muchos años sobre este tema de la autoestima. El título les da una pista de hacia dónde se dirige: La libertad del olvido de uno mismo. Cuando tú y yo podemos llegar a un punto en el que la vida no gira solo en torno a nosotros, comenzamos a caminar en la libertad que Jesús vino a darnos. Créeme cuando te digo: El yo es tu problema, no tu solución, y cuando alcances la increíble libertad de olvidarte de ti mismo, te encantará.