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(Presentado por Lisa Bishop)
Tener compañeros de confianza es esencial, y especialmente importante cuando te encuentras trazando un cambio y un nuevo territorio en tu carrera, una relación, con la familia y en la vida.
Puede ser muy fácil desconectar la comunidad y esconderse cuando la vida se pone difícil y se siente incierta. Pero es muy importante llamar por teléfono a un amigo, alguien en quien puedas confiar, con quien puedas contar para escuchar, confiar para mantener la confidencialidad y alentarte con la verdad.
Nuestras mentes pueden tender a reflexionar sobre pensamientos negativos cuando se avecina la incertidumbre. Para contrarrestar la tendencia a caer en la madriguera de un conejo y dar un vuelco mental, es importante mantenerse firme en la Palabra de Dios, estar siempre presente en la oración y confiar en tus amigos para que te ayuden a levantarte cuando todo lo que puedes pensar es en el peor de los escenarios.
Eclesiastés 4:9-10 nos da un recordatorio sobre la importancia de la comunidad, dice:
Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!.
Estos versículos resaltan la importancia de las amistades cristianas. Los compañeros que ponen a Dios en el centro de sus vidas te ayudarán a navegar la vida y cambiar de una manera piadosa, manteniéndote enfocado en la verdad, y esa es la mejor y más fructífera manera. Cuando la vida es difícil, puede ser muy fácil olvidar la fidelidad de Dios. Necesitamos a nuestros amigos como guías fieles.
¿Cuál es el amigo en el que puedes confiar cuando sientes que el camino por delante es borroso? Acércate a ellos, pregúntales si te escucharán. Diles que necesitas su ayuda para animarte en la verdad y orar por ti mientras cambias de rumbo. Y si conoces a alguien que se encuentra actualmente en una temporada difícil, ¿puedes ser su amigo y animarlo?
Tendrás que mantenerte flexible, fiel y esperanzado. Porque es fácil desanimarse y tener miedo. Este es el tiempo de, como dice el Apóstol Pablo en Romanos 12:12, ser fieles… ser persistentes en la oración.
En lugar de mirar tus circunstancias, mantén tus ojos fijos en Jesús.