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Presentado por Lisa Bishop

Hoy, examinemos la comunidad.

¿Eres parte de una comunidad cristiana? En concreto, ¿asistes regularmente a una iglesia local? Si no es así, podrías estar perdiendo la oportunidad de crecer en compasión.

El autor de Hebreos alienta la comunidad cuando dice:

Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacer algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca. (Hebreos 10:24-25).

La comunidad es vital para tu camino espiritual. Proporciona el apoyo, la responsabilidad y el estímulo para vivir tu fe de manera integral.

Cuando nos aislamos, perdemos la oportunidad de aprender unos de otros, compartir nuestras cargas y apoyarnos mutuamente. La compasión florece en la conexión. La compasión prospera en el contexto de las relaciones.

Cuando nos relacionamos unos con otros, nos damos cuenta de las luchas y necesidades de los demás. Sin comunidad, nos desconectamos de las realidades de la vida de las personas. Podemos perder la oportunidad de apoyar a un amigo en crisis o consolar a alguien que está de duelo. La compasión requiere intimidad, y la intimidad solo puede florecer cuando estamos presentes y comprometidos.

En 1 Corintios 12:26, ​​Pablo describe a la iglesia como un cuerpo, enfatizando que, si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él. Cuando nos aislamos, podemos fácilmente volvernos indiferentes e insensibles al dolor de los demás. Pero cuando somos parte de una comunidad, compartimos las alegrías y las tristezas de los demás. Esta experiencia compartida fomenta la empatía y la compasión, recordándonos que todos estamos interconectados en el cuerpo de Cristo.

En comunidad, podemos enfrentar nuestros prejuicios y temores que obstaculizan nuestra compasión.

La iglesia primitiva ejemplificó lo que significaba vivir en comunidad. Se dedicaban a la enseñanza, la comunión, la fracción del pan y la oración. Su amor mutuo era evidente y atraía a otros a Cristo (Hechos 2:42-47).

Si no eres parte de una comunidad cristiana local, ¿puedo animarte a que busques una iglesia cerca de ti que esté comprometida con la verdad de la palabra de Dios y que crezca en el fruto del Espíritu Santo?

La falta de comunidad puede obstaculizar la compasión, pero cuando nos relacionamos intencionalmente unos con otros, crecemos en amor y empatía, lo que nos permite reflejar mejor el corazón de Cristo al mundo.