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Presentado por Lisa Bishop

¿Qué tan alegre eres? Aquí hay algunas formas más de cultivar un espíritu más alegre y feliz. Y la primera forma es:

Practica la paciencia y ora

Todos hemos experimentado impaciencia en nuestras vidas. Esa irritabilidad y malestar cuando estás esperando algo y parece que está tardando una eternidad en materializarse. Cuando algo no sucede en tu línea de tiempo, puedes perder la esperanza y puede arruinar tu alegría. Cuando se trata de eso, la impaciencia es realmente un indicador de que no confías en Dios y en su tiempo. Es una señal de que te falta fe en que Dios está haciendo las cosas a tu favor y, como resultado, puedes sentirte apenado. Para cultivar el gozo en la espera, Romanos 12:12 es un llamado a la acción: “Vivan alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no dejen nunca de orar.”.

Otra forma de cultivar intencionalmente la alegría en tu vida es:

Cuida tu mente

Según Proverbios 17:22: “Buen remedio es el corazón alegre, pero el ánimo triste resta energías.” (NVI).

Una mentalidad alegre y positiva es clave para experimentar una vida saludable y satisfactoria. El corazón es tu ser interior, pensamientos, emociones y voluntad. Un Buen remedio se refiere a algo que trata o alivia los síntomas de la enfermedad. Una traducción de este versículo dice: “Un corazón alegre produce buena curación”.

A lo largo de las Escrituras vemos los potentes efectos de la mente en el cuerpo. Un corazón alegre es bueno porque genera salud y sanación en tu ser interior. En contraste, un espíritu aplastado seca los huesos o, como explica Proverbios 12:25, “ La angustia deprime al hombre;

la palabra amable lo alegra”. Curiosamente, estas pepitas de sabiduría están respaldadas por estudios científicos que demuestran la poderosa influencia de la mente sobre el cuerpo. Un temperamento alegre y contento no sólo fortalece tu salud mental sino que le permite a tu cuerpo resistir los ataques de la enfermedad física.

Esa es otra razón para estar enamorado de Dios y de cómo creó nuestras mentes y cuerpos. ¡Y por qué te creó para experimentar alegría! Entonces, si la buena medicina es un corazón alegre, ¿cómo puedes fomentar y promover la alegría interna? Las Escrituras dicen que las leyes, los preceptos y los estatutos de Dios refrescan el alma y alegran el corazón.

El Salmo 19:7a dice: “La enseñanza del Señor es perfecta, porque da nueva vida”. Y el profeta Jeremías testificó: “Cuando me hablabas, yo devoraba tus palabras; ellas eran la dicha y la alegría de mi corazón,” (Jeremías 15:16a).

Apartar un tiempo intencional para estar con Dios, meditar en su Palabra, su carácter y sus promesas, es una manera garantizada de hacerle bien a tu corazón.