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Presentado por Lisa Bishop

Estoy examinando las 5 actitudes para la vida diaria, y hoy quiero invitarte a reflexionar sobre esta pregunta: “¿Eres una persona que anima?”

Piénsalo. El diccionario define el ánimo como palabras o comportamiento que se le da a alguien para darle la confianza para hacer algo.

En otras palabras, cuando animamos a alguien, le damos valor.

El otro día estaba volando de regreso a casa después de un viaje de trabajo cuando recibí un mensaje de texto justo antes del despegue. Era de una mujer a la que no había visto ni hablado en dos años y, de repente, me llegó un mensaje de aliento. Hicieron que mis ojos se llenaran de lágrimas y fueron como agua para mi alma.

Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo (Proverbios 16:2a).

Cuando dices palabras de buen corazón, infundes vida en las personas. Las palabras que dices pueden traer sanidad.

Hace unas semanas, estaba almorzando con un amigo y comencé a charlar con el joven que estaba preparando nuestro pedido. Le comenté lo mucho que apreciaba su disposición amable. Deberías haber visto la expresión de su rostro. Se iluminó, mostró una gran sonrisa y luego procedió a decirme que acababa de alegrarle el día. No digo esto para presumir, sino para compartir un ejemplo de lo fácil que puede ser inyectar vida a las personas que nos rodean todos los días. ¿Cómo usas tus palabras para fortalecer a quienes te rodean? Piensa en las personas en el trabajo. ¿A quién puedes dar palabras sinceras de aliento? Simplemente señala algo que aprecies sobre quiénes son y el valor que aportan al equipo. Los estudios muestran que las personas que se sienten apreciadas en su trabajo tienen más alegría y mayor satisfacción.

No sé por qué, pero podemos ser muy tacaños con nuestras palabras cuando no se necesita mucho para tener un impacto positivo en alguien. Creo que todos podemos estar de acuerdo en que hay una escasez de bondad en estos días. Ya sea en el lugar de trabajo, en casa o en la tienda de comestibles, no hay límite para el amor y la luz de Jesús que podemos difundir cuando usamos nuestras palabras para regar el alma de otra persona.

A medida que transcurre el día, busca formas de infundir vida en las personas con tus palabras. Sé un animador. Di una palabra amable. Nunca se sabe el impacto que puedes tener, y lo que dices puede ser el impulso que alguien necesita para seguir adelante con su día.