Play

¿Sientes que necesitas una buena asesoría? ¿Has estado buscando a alguien con quien hablar que realmente entienda tus problemas y te dé consejos muy útiles? Te contaré acerca de un Consejero maravilloso que está disponible para ti.

¿Quién de nosotros no necesita un buen hombro para llorar a veces, un buen consejero que nos ayude de vez en cuando? Pero he observado que muchos de nosotros somos adictos a los consejeros y a la asesoría, ya sea una discusión informal con un buen amigo o una sesión con un profesional. Con demasiada frecuencia, nuestra primera reacción instintiva ante cualquier situación es encontrar a alguien que pueda ayudarnos. Hablar por teléfono y hablar con alguien o concertar una cita con un consejero profesional. Nos han hecho creer que no podemos resolver nada sin un consejo.

Recuerdo una vez cuando estaba enfrentando un problema personal y mi primer movimiento fue llamar a mi mejor amiga. Su consejo fue bueno y ella me ayudó a ganar perspectiva, lo que necesitaba con urgencia. Pero a medida que pasaban los días, descubrí que la estaba llamando demasiado, usando su consejo como un analgésico o una solución rápida para ayudarme a superar el problema. Una vez, cuando marqué su número, no hubo respuesta y sentí pánico, casi irritada con ella por no estar allí cuando la necesitaba.

Y en medio de esta escena de pánico en miniatura, el Espíritu Santo me habló con tanta fidelidad en palabras que podrían haber sido audibles, fueron tan claras. Él me dijo: “Sabes, Mary, si pasaras tanto tiempo hablando con el Señor sobre este problema como con tu amiga, estarías mucho más cerca de encontrar la solución”.

Me dolía el corazón, ya que tenía que confesar que había hablado con mi amiga más tiempo sobre mi problema que con Dios. Un pasaje vino a mi mente de Isaías 9 que habla del Mesías venidero, Jesucristo. El versículo seis dice que uno de sus nombres será Consejero maravilloso.

Al recordar ese versículo ese día, le prometí a Dios que nunca más buscaría consejo terrenal antes de buscar su consejo, y que nunca pasaría más tiempo con consejeros terrenales que con él. Y una vez que fui a mi Consejero celestial, la paz de Dios comenzó a entrar a mi alma.

Quiero alentarte a mirar a Jesús como tu maravilloso consejero. Descubrirás que realmente es el consejero más calificado y comprensivo que jamás haya encontrado. Antes de levantar el teléfono y comenzar a llamar o enviar mensajes, antes de derramar tu dolor en otra persona, habla con Jesús. Él está ahí para ti, ¡y tiene soluciones que funcionan!