Play

Hay una última excusa y es: “No puedo perdonarme a mí mismo”. Quizás nunca hayas dicho: “No puedo perdonarme a mí mismo”, pero lo has pensado y has vivido con esa mentalidad de que tu pasado es tan malo o te has equivocado tan a menudo que no puedes perdonarte a ti mismo y dudas de que Dios te perdone alguna vez.

Vivir en la vergüenza y la culpa del pasado es tan miserable. Dios no quiere que vivas así. Primero, necesitas saber que Dios es capaz y está dispuesto y esperando perdonarte sea lo que sea. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda injusticia. Esa es su promesa para nosotros. Entonces, lo primero es asegurarte de haber confesado tu pecado a Dios con sinceridad, y que te has alejado de ese pecado.

Luego pregúntate, si Dios puede perdonarlo, y él dice que ya no recuerda nuestro pecado contra nosotros, entonces, ¿quién eres tú para no perdonarte? Esa nube de culpa y vergüenza te impide disfrutar del amor, la presencia y la paz de Dios, y es un truco del enemigo de nuestra alma robarnos la alegría del perdón.

Recuerdo hace años cuando comencé a acordarme de algunos pecados de mi pasado y a sentirme tan mal por ellos. Comencé a pedirle a Dios nuevamente que me perdonara, y tan claramente pude escuchar su voz que me decía: “No sé de qué estás hablando”. Me había perdonado, decidió no recordarlo más, y así quién era yo para seguir recordándolo  y vivir en culpa y vergüenza.

Recuerda Romanos 8: 1: “Por lo tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús”. No hay condenación, qué increíble regalo de nuestro asombroso Padre-Dios.

Hemos inventado estas excusas con las respuestas de Dios en un conjunto de tarjetas que encontrará en nuestro sitio web o se las podemos enviar por correo.