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A veces es difícil estar agradecido. La vida simplemente nos envía circunstancias y situaciones que no son bienvenidas, y personas que son difíciles, y estar agradecido no es nuestra respuesta normal, ¿verdad?

Sin embargo, sabemos que, como seguidores de Cristo, las Escrituras nos bombardean con exhortaciones a ser personas agradecidas. El Salmo 34 dice: “Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca”. ¿De verdad, David? ¿En todo momento? Difícil de hacer, ¿no crees? Pero aquí está la cuestión: nuestras otras opciones son mucho más difíciles.

Hacer un sacrificio de alabanza: alabar a Dios, bendecir a Dios es estar agradecido incluso cuando es un sacrificio; incluso cuando no lo sentimos; incluso cuando no vemos ninguna razón para estar agradecidos.

¿Por qué debemos alabar a Dios?

¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios quiere que lo alabemos? Sabemos que Dios es todopoderoso y autosuficiente. ¿Podría necesitar nuestras alabanzas?

Uno de los principios básicos de la dirección es que, para motivar adecuadamente a las personas, se les debe reconocer y recompensar por las cosas buenas que hacen. Utilizo la frase: “encuéntralos haciendo algo bien y díselos”. Esa técnica de dirección hará más por aumentar la productividad y mejorar la moral que cualquier otra cosa que pueda hacer un gerente.

¿Por qué? Porque los humanos realmente tenemos que tener una retroalimentación positiva y un refuerzo para poder estar motivados para hacer las cosas bien. Necesitamos palmaditas en la espalda, expresiones cálidas y “cumplidos”.

¿Pero Dios? ¿Podría necesitar algo que le podamos dar? Aquel que habló al mundo para que existiera, ¿por qué las insignificantes alabanzas de la gente deberían hacer alguna diferencia para él?

Ten la seguridad de que Dios no necesita nuestra alabanza. Sin embargo, desea nuestra alabanza. ¿Por qué?

Alabamos a Dios por nuestro propio bien.

Alabar a Dios es bueno para nosotros, por eso. Cuando hacemos de la alabanza una parte integral de nuestras vidas, somos nosotros los que nos beneficiamos. Y porque Dios sabe que alabarlo es tan importante para nosotros, nos anima repetidamente a alabarlo.

Tarjetas de Alabanza