Play

Hebreos 13:15 dice: “Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios sacrificio de alabanza, fruto de labios que profesan abiertamente su nombre”. ¿Qué es un sacrificio de alabanza? Creo que esa es la alabanza que ofrecemos cuando humanamente no podemos ver ninguna razón para alabar, cuando nuestros sentimientos y emociones no alaban a Dios, sino nuestros labios.

Vi esto por primera vez cuando un buen amigo estaba pasando por una terrible depresión hace varios años. Pero Dios lo libró milagrosamente. Cuando comenzaba a regresar de ese terrible ataque, decia que  en el tren para ir a trabajar se obligaría a decir versos de alabanza. Contó todo lo que le costaba decirlas, porque no las sentía. Pero pudo continuar alabando con su boca.

Y luego, de repente, se dio cuenta de que se trataba de un sacrificio de alabanza. Alabando a Dios con sus labios cuando su corazón no lo sentía. Ofreciendo alabanzas cuando las circunstancias eran oscuras y sombrías. Alabando a Dios a pesar de que no entendía y no tenía respuestas. Dios obró tal milagro en su vida. Era un hombre transformado, no tan bueno como antes, sino mejor.

La alabanza puede tomar muchas formas:

  • Puede ser un momento formal con otros, como la iglesia o reuniones.
  • Puede ser un momento santo y tranquilo con Dios a solas, como nuestros momentos tranquilos diarios con él.
  • Puede ser una celebración alegre, cuando te regocijas espontáneamente por la bondad de Dios.
  • Puede ser un “agradecimiento” de una frase a lo largo del día.
  • Puede ser cantar una canción, leer un poema de alabanza, sentarse y pensar en Dios y su grandeza.
  • Puede ser una actitud de nuestro corazón a medida que avanzamos el día: ese conocimiento casi inconsciente dentro de nosotros de que, aunque nuestras mentes están en otros deberes, nuestro ser subconsciente está alabando a Dios.

 

Pero la alabanza no es automática. Debemos ser intencionales al respecto. Es por eso que estamos ofreciendo algunas tarjetas de alabanza, y te animo a seguir el ejemplo de Daniel y que alabar a Dios sea lo primero que hagas cuando te despiertes, al mediodía cuando te detengas para almorzar y cuando te acuestes cada noche. ¡Mantener estas tarjetas cerca te ayudará a recordar alabar a Dios mañana, tarde y noche! Simplemente toma una tarjeta de alabanza y léela, en voz alta si es posible, al menos tres veces al día, y te convertirás en una persona que alaba, una persona alegre, una persona agradecida.

Tarjetas de Alabanza