Play

Es tan fácil querer renunciar, ¿verdad? Paso el síndrome del desánimo de vez en cuando, me siento abandonada, me regodeo en la autocompasión como regla, y suele ir acompañado de miedo al futuro. Y esta pandemia mundial nos ha afectado a todos, por lo que a menudo nos desanimamos.

Dios comprende lo fácil que es para nosotros desanimarnos y en Hebreos 12 nos da un consejo maravilloso. Ese capítulo comienza recordándonos de las grandes personas de fe que nos han precedido, de nuestra herencia como creyentes. Luego se nos dice que fijemos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, y recordemos todo lo que Jesús ha hecho por nosotros.

Francamente, amigos míos, tengo que volver continuamente a esta simple estrategia: volver a mirar a Jesús, dejar de pensar en mí y recordar lo que él ha hecho por mí y quién soy gracias a él. Cuando te estás desanimando, es una señal segura de que no estás fijando tus ojos en Jesús. No puedes desanimarte cuando lo miras. Pero cuando te miras a ti mismo o a tus circunstancias, invitas al desánimo. Si estás en medio de un desaliento, es seguro que no tienes la mirada fija en Jesús, y ahí es donde debes comenzar.

¿Cómo fijas tus ojos en Jesús? Empieza a leer uno de los evangelios y sigue leyendo hasta que estés pensando en Jesús. Tu mente divagará y comenzará a regresar a ti y a tu problema, pero simplemente detente y vuelve a leer desde donde tu mente comenzó a divagar. Debes fijar tus ojos en Jesús, hacer que permanezcan allí hasta que su presencia y su amor llenen tu mente.

Tendemos a pensar que estas batallas contra el desaliento requieren algún tipo de solución supraespiritual, pero lo que se requiere es disciplina espiritual: obligarte a hacer algo que haga que apartes los ojos de ti mismo y vuelvan a fijarse en Aquel que es el único que puede traer tu paz y perspectiva.

Desanimarse es un síntoma de estar centrado en uno mismo, y cada vez que lo estés, acabará siendo miserable. ¿Lo has notado? Seguro que lo veo en mí misma. Quiero animarte a que fijes tus ojos en Jesús, para que no te canses ni te desanimes. ¡Es una disciplina espiritual y funcionará!