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¿Alguna vez has tenido uno de esos sueños en el que estás haciendo todo lo posible para llegar a algún lugar, pero todo sale mal y no puedes llegar a donde necesitas ir? ¡Estás estancado! Ese es un sueño recurrente para mí, y te despiertas exhausto y agradecido de que sea un sueño.

Pero estar estancados y no ir a ninguna parte puede ser una realidad para nosotros con demasiada frecuencia. Uno de esos lugares atascados es la falsa culpa. He escrito un libro sobre este tema: ¿Por qué siempre me siento culpable? Porque sé cuántos días perdidos he pasado revolcándome en una falsa culpa y veo a otros haciendo lo mismo.

La falsa culpa es aquella culpa que no mereces. Viene en varias formas, como:

  • Sentirte culpable por tu pasado que ya ha sido perdonado y dejado atrás. Dios te ha perdonado y ya no recuerda ese pecado contra ti, pero no puedes perdonarte a ti mismo. Entonces, estás atrapado en una falsa culpa.
  • Sentirte culpable por razones vagas y desconocidas. Esta es esa falsa culpa que asumimos cuando nos sentimos indignos; cuando simplemente asumimos que somos culpables porque tenemos una visión tan baja de quiénes somos en Cristo.
  • Sentirse culpable porque permitimos que otros nos condenen. La Biblia dice que ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús y nadie tiene derecho a condenarnos. Sin embargo, ¿con qué frecuencia permitimos que las palabras de condenación de otros penetren en nuestros corazones y nos sumerjan en una falsa culpa?
  • Sentirnos culpables porque no somos capaces de estar a la altura de las expectativas que los demás tienen de nosotros, o incluso de nuestras propias expectativas poco realistas de nosotros mismos. Simplemente asumimos que deberíamos ser capaces de superar los obstáculos de todos, y cuando no lo hacemos, asumimos una falsa culpa.

¿Estás atrapado en una falsa culpa? Quiero que sepas que Dios nunca trata con nosotros con la culpa. Él tratará con nosotros a través de la convicción cuando lo necesitemos, pero eso es con el propósito de llevarnos al arrepentimiento, y luego la convicción y la culpa se van.

¿Cómo se despega de la falsa culpa? Ora específicamente por liberarte de ella; reprende al enemigo cuando trata de volcarla sobre ti una y otra vez. Se intencional para seguir adelante y dejar atrás esa falsa culpa.