Play

Otra misión imposible de las Escrituras está en Lucas 6: “Ama a tus enemigos, haz el bien a los que te odian” (Lucas 6:27)

Ahora, si eso no es imposible, no sé qué sea. Cuando podemos amar a las personas que intentan lastimarnos, que hacen nuestras vidas miserables, que son destructivas y crueles, es mejor que creas que proviene de otro poder que no es el nuestro. Y cuando podemos amar a esas personas, no hay un sermón más fuerte en todo el mundo.

Ten en cuenta que amar no significa agradar. El amor ágape no es necesariamente un buen sentimiento hacia una persona; está actuando de manera amorosa. Sin duda tenemos personas en nuestras vidas que no son naturalmente amables. Pero los amamos haciéndoles el bien. Jesús dejó en claro que debemos hacer cosas buenas por las personas que naturalmente no amamos; personas para quienes no tenemos sentimientos cálidos.

¿Quienes son tus enemigos? ¿Quién te hace pasar un mal rato? Puede ser un miembro de la familia o un amigo cercano, un compañero de trabajo o un jefe. ¿Puedes identificar al menos uno? De acuerdo, entonces pregúntate: “¿Qué bien haré por esa persona hoy?” Decide qué acto específico harás en su nombre.

Dices: “No quiero”. Lo sé. Misión imposible, ¿verdad? Entonces, lo haces por fe, no por sentimientos. De eso se trata la vida cristiana, caminando por fe y no por sentimientos. Haz  un plan para hacer algo bueno por ellos, y luego confía en el poder de Cristo dentro de ti. Los sentimientos pueden o no acompañar tu buena acción. No importa. Obedece a Jesús, haz el bien a los que te odian.

Curiosamente, descubrirás que cuando actuas por fe para obedecer a Jesús, tendrás el poder de actuar porque él te lo dará. Y tarde o temprano los sentimientos se alinean.

Para revisar, las cinco misiones imposibles que hemos revisado son:

  1. Sé amable con todos.
  2. Da gracias en todas las circunstancias.
  3. Haz todo sin quejarte.
  4. Ora sin cesar.
  5. Ama a tus enemigos.

Ahora imagine lo que sucedería si cada cristiano practicara estas cinco cosas de manera consistente. Estaríamos viviendo milagros, ¿no? ¿Quién podría negar que Jesús hace la diferencia, cuando ven que podemos, a través de Cristo, hacer todas las cosas, incluso estas cosas imposibles?  Hagámoslo  ¿de acuerdo?