Play

¿Necesitas algunos ajustes de tus expectativas hoy? Me di cuenta de que a menudo nos preparamos para la desilusión y la miseria porque esperamos las cosas equivocadas de las personas o circunstancias equivocadas. ¿Cómo ajustamos nuestras expectativas?

Por ejemplo, ¿esperas un trato justo en este mundo? Ajusta tus expectativas. Este mundo no lo ofrece, no de manera consistente y justa como debería.

Tenemos leyes que exigen que todos sean tratados de manera justa; nuestro sistema de justicia está diseñado para asegurar la igualdad de justicia para todos; Tenemos políticas de la empresa que exigen la igualdad de oportunidades y una gestión imparcial. Pero debido a que estos sistemas son administrados por personas que nacen en pecado, al igual que tú y yo, todos somos dolorosamente conscientes de que la justicia es algo que ocurre ocasionalmente. Y nadie recibe nunca un trato totalmente justo en este mundo.

Si no ajustas tus expectativas sobre el trato justo, te encontrarás continuamente frustrado, enojado y amargado porque las cosas no son justas. No quiero decir que nunca debamos oponernos a la injusticia que encontramos, pero sé que, en nuestra vida personal, una clave para el contentamiento y la alegría es aprender a no sorprendernos cuando no se nos trata con justicia. Esperar un trato justo es una receta para la infelicidad.

¿Alguien te está tratando injustamente últimamente? Puedo decir esto amablemente: ¿Qué esperabas? Estamos viviendo en el territorio del enemigo y esa es la forma en que él dirige su show. Si ajustas tus expectativas de trato justo y recuerdas que la vida está llena de injusticia, descubrirás cierto alivio y libertad de esa obsesión por la justicia.

Por cierto, ¿no te alegra que Dios nos trate injustamente, y no como merecemos? El salmista nos recuerda: ” No nos castiga por todos nuestros pecados; no nos trata con la severidad que merecemos.” (Salmo 103: 10). Y nuevamente en el Salmo 130: 3: ” Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados, ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?”

Si Dios nos tratara con justicia, nunca llegaríamos al cielo. Todos los días él derrama nueva misericordia y gracia sobre nosotros, nos trata tan injustamente, ¡dándonos lo que nunca podríamos y nunca mereceremos! ¡Amén! Si tu y yo enfocamos nuestras expectativas en el trato maravillosamente injusto que recibimos de nuestro Padre celestial, el trato injusto que recibimos en este mundo no nos molestará tanto. Te animo a que hagas eso cuando alguien sea injusto contigo.