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¿Has leído el versículo que dice: “Sé amable con todo el que te es amable? ¿Sé amable con la gente que te cae bien? ¿Sé amable cuando quieras impresionar a alguien o cuando te beneficies”? No, no has visto ese versículo en las Escrituras, pero Pablo le escribió a Timoteo: “Un siervo del Señor no debe andar peleando, sino que debe ser bondadoso con todos” (2 Timoteo 2:24).
Una vez presencié una situación en la que una hermana cristiana era claramente cruel con alguien simplemente porque no le gustaba. Basándose en sus prejuicios y algunas malas experiencias, había clasificado a un grupo de personas como indeseables. Por lo tanto, era obviamente cruel con esta persona, y fue hiriente y dañina. Otra persona con la que simpatizaba entró y fue muy amable y cariñosa con ella.
Observé esa interacción y me dolió el corazón ver a un cristiano tratar a alguien con crueldad. Entonces me di cuenta de que probablemente yo hago cosas similares con demasiada frecuencia. Es decir, es fácil ser amable con quienes parecen merecer nuestra amabilidad. Pero la Biblia dice que debemos ser amables con todos. Eso incluye a los desconocidos, a quienes nos irritan, a quienes no son amables con nosotros; ¡todos, todos!
Una vez fui cruel con una recepcionista de hotel que no era muy eficiente en su trabajo. Su falta de eficiencia me incomodó un poco, y aunque no dije nada, estoy segura de que mi expresión y mi lenguaje corporal fueron de lo más crueles.
Qué fácil me habría sido decirle algo amable, hacerla sentir un poco más cómoda, olvidar mi pequeña inconveniencia e intentar ayudarla un poco. El Espíritu Santo me convenció al alejarme, recordándome que el siervo del Señor debe ser amable con todos, incluso con quienes no hacen su trabajo tan bien como deberían.
Alabado sea el Señor, no tenemos que hacer esto nosotros mismos, porque nunca lo lograríamos. El Espíritu Santo en nosotros está ahí para darnos el poder de ser amables con todos. Ahora mismo estoy orando específicamente para que Dios me ayude a ser amable con los desconocidos, ya que parece ser un aspecto en el que a menudo fallo.
¿En qué aspectos sueles fallar al ser amable? Refuerza ese aspecto con oración y pídele a Dios que te ayude a ser amable, como debe ser un siervo del Señor, con todos.
