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¿Conoces la historia de Débora, jueza en Israel? Débora era una persona que se arriesgaba por el Señor.
Esta mujer se adelantó a su tiempo. Tuvo que correr un riesgo enorme: ir ella misma a liderar a su ejército en la batalla. Barac era el líder del ejército, pero dijo: «Si vas conmigo, iré; pero si no, no iré». Quizás pensó que ella nunca aceptaría ir a la batalla y que eso lo libraría del apuro. De ser así, lo engañó. Dijo: «Muy bien, iré contigo. Pero por la forma en que lo estás haciendo, el honor no será tuyo…». Obviamente, reconoció que él no era el líder valiente que debía ser. Así que se arriesgó. Puedes leer su historia en Jueces 4: una historia asombrosa de cómo Dios les dio a ella y a su ejército, la victoria sobre un enemigo mucho mayor.
Me pregunto qué hace que una persona esté dispuesta a arriesgarse por Dios y otra no. ¿No es cierto que tendemos a confiar en quienes conocemos, pero si no conocemos a alguien muy bien, estamos menos dispuestos a confiar en él? Sin duda, nuestra confianza en Dios tiene mucho que ver con nuestra disposición a arriesgarnos por él. Es en estos momentos, cuando hay algún riesgo, que descubrimos si confiamos en Dios o no, o cuánto confiamos en él. Dios quiere que nos arriesguemos según su guía y le permitamos hacer a través de nosotros lo que nunca podríamos hacer solos. Debemos intentar algo tan grande por Dios que solo él podría hacerlo.
Has trazado un camino ancho para mis pies a fin de evitar que resbalen. (Salmo 18:36).
Ron Hutchcraft cuenta la historia de cómo tuvo que superar el miedo a cruzar un río resbaladizo para poder ver una increíble cascada. Tenía miedo y estaba a punto de retroceder, pero sus amigos lo animaron a cruzar el río para poder ver la hermosa cascada. Finalmente se arriesgó y lo logró. Y él afirma que el riesgo valió la pena, porque la vista era impresionante. Cuando comenzamos a cruzar ese tubo que parece arriesgado, ese “tubo de la fe” que nos llevará a un nuevo territorio para Jesús, en cuanto lo pisamos, se convierte en un camino ancho, ¡y no nos caemos! Jesús ensancha el camino bajo nuestros pies. Me encanta esa imagen.
Cruza el tubo hoy. No te pierdas la vista. No te pierdas lo que Jesús quiere hacer en ti y a través de ti. No te quedes en la comodidad. Disponte a ser un emprendedor para Jesús. Ahí es donde está la vida abundante: haciendo lo que solo él puede hacer a través de ti.