Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 3:23 — 7.8MB)
Presentado por Julie Busteed
¿Cómo te presentas a ti mismo? ¿Qué es lo primero que les dices a los demás sobre ti al conocer a alguien nuevo?
El apóstol Juan escribe:
Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él. (1 Juan 3:1).
Me asombra que el Padre haya derramado su gran amor sobre mí. Dios todopoderoso es extraordinariamente generoso con su gran amor hacia sus hijos. Es su corazón.
Saber que eres hijo de Dios y que él te ama debería brindarte paz, tranquilidad, confianza y seguridad. Pero, ¿qué pasa si no te sientes amado en este momento? ¿Cómo puedes seguir descansando y viviendo en el amor de Dios? Veamos cómo la Biblia define el amor. El apóstol Juan continúa:
Conocemos lo que es el amor verdadero, porque Jesús entregó su vida por nosotros. (1 Juan 3:16).
Y Pablo en Romanos nos dice:
Mas Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
Dios no solo nos derrama su amor, sino que es quien envió a su Hijo a morir por nosotros para salvarnos y reconciliarnos él. No tenemos que ganarnos su amor. Es un regalo gratuito.
Si te encuentras en una situación difícil ahora mismo —incertidumbre sobre el futuro de tu trabajo, una etapa difícil en tu relación o problemas de salud— puede ser difícil sentir que Dios está contigo y te ama. Pero necesitas predicarte esta verdad especialmente en estos momentos. Recuerda constantemente que Él te ama. ¡No siempre puedes confiar en tus sentimientos! Cuando lees la palabra de Dios con constancia, la meditas en tu corazón y mente, la estudias e incluso la memorizas, podrás recordar su verdad cuando te encuentres en momentos difíciles.
Mi oración por nosotros hace eco de la oración de Pablo por los efesios:
Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los creyentes, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo. En fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. (Efesios 3:17-19).