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Presentado por Lisa Bishop

Hemos estado examinando formas en las que podemos fomentar la unidad en la comunidad. Cuando la Biblia nos llama a tener un mismo sentir, unidos en Cristo, no significa que siempre estaremos de acuerdo. Pero hay actitudes y comportamientos que estamos llamados a mostrar mientras trabajamos por un espíritu de unidad. Ayer hablamos sobre cómo responder cuando nos sentimos ofendidos. En lugar de tomar represalias, paga a las personas con una bendición. Ese comportamiento en sí mismo mostrará al mundo que nos rodea un camino mejor y pondrá de manifiesto la gloria de Dios. Hoy quiero profundizar un poco más y hablar sobre otro aspecto esencial de la búsqueda de la unidad en la comunidad, y es el perdón. 

En cualquier comunidad, especialmente en una tan diversa como el cuerpo de Cristo, surgirán conflictos. Es inevitable que surjan diferencias de opinión, malentendidos y heridas. Pero el perdón es el pegamento que mantiene intacta la unidad.

Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros (Colosenses 3:13).

El perdón es la esencia misma del evangelio.

Piénsalo: nuestro pecado contra Dios es mucho mayor que cualquier ofensa que podamos enfrentar de otra persona. Y, sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, envió a su hijo, Jesús, a morir por nosotros cuando todavía éramos sus enemigos. El perdón que ofrecemos no se basa en si los demás lo merecen, sino únicamente en que Cristo nos ha perdonado, aunque no lo mereciéramos. Cuando perdonamos a los demás, reflejamos el corazón de Dios, liberamos a los demás de la deuda que sentimos que nos deben, extendemos la gracia que Dios nos ha mostrado y abrimos la puerta para la reconciliación y la restauración.

El perdón es el medio por el cual derribamos muros de división y construimos puentes de paz. Como seguidores de Jesús, el perdón no es una opción, debe ser una práctica habitual en nuestras vidas.

¿Hay personas con las que alguna vez estuviste en comunidad, pero tal vez experimentaste un desencuentro y la pelea hizo que te alejaras de la amistad? Si hay alguien en tu vida hacia quien quizás estés albergando falta de perdón, ¿puedo animarte a dar el primer paso para enmendarlo?

Sabes que el perdón es idea de Dios y es algo muy importante para él. Si estás albergando algún dolor o resentimiento, entrégaselo a Dios y pídele que te ayude a poner tu corazón en una postura de perdón. Extiende la proverbial rama de olivo y haz tu parte para aclarar cualquier división en tus relaciones. Al enemigo le encanta la discordia, pero como creyentes, no podemos permitirnos tener divisiones entre nosotros. Nos necesitamos unos a otros.

Recuerda, el cuerpo de Cristo no está formado por personas perfectas; está formada por pecadores redimidos como tú y yo que estamos unidos por el amor de Jesús. Y cuando nos perdonamos unos a otros, fortalecemos ese vínculo.