Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 11:31 — 26.3MB)
Pablo escribió a los colosenses:
Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos. Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud (Colosenses 2:6-7).
Rebosar de Gratitud: esa es nuestra meta si hemos recibido a Cristo Jesús como nuestro Señor y seguimos creciendo en nuestra fe. En otras palabras, se supone que la gratitud es una marca registrada de un cristiano.
Ahora, hazte esta pregunta: ¿las personas que te conocen bien, que están a tu alrededor a menudo y te ven en entornos de la vida real con regularidad, te describirían como una persona agradecida? ¿Rebosas de gratitud? Si algo rebosa, la gente lo notaría, ¿no crees?
Esta es una característica que he estado tratando de cultivar cada vez más en mi vida porque quiero estar agradecida por todas mis muchas, muchas bendiciones. Pero también, ¡porque estar agradecido es un gran liberador de estrés! No estoy bromeando; Una de las mejores cosas que puedes hacer para reducir el estrés, bajar la presión arterial y alargar tu vida es practicar la gratitud.
Observa que dije “practicar la gratitud”. Verás, es muy fácil dejarse llevar por las quejas, porque eso es lo que escuchamos a nuestro alrededor con bastante frecuencia. ¿No escuchas muchas quejas y rencores en tu trabajo o incluso en tu casa? Bueno, es posible que hayas contraído esa enfermedad sin darte cuenta. Por lo tanto, debes practicar la gratitud.
Efesios 5:19b-20 dice: cantando salmos e himnos y canciones espirituales entre ustedes, y haciendo música al Señor en el corazón. Y den gracias por todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Y en 1 Tesalonicenses 5:18 se nos dice que demos gracias en todas las circunstancias, porque esta es la voluntad de Dios para nosotros en Cristo Jesús.
Me parece que tenemos que encontrar formas de recordarnos que debemos rebosar de gratitud. Si quieres tocar el piano, tienes que practicar. Si quieres encestar una pelota de baloncesto, tienes que practicar. Bueno, si quieres rebosar de gratitud, creo que también tienes que practicar eso.
A continuación, se te ofrecen algunas sugerencias para ayudarte a hacerlo.
- Coloca un cartel en su escritorio, en su refrigerador o en su protector de pantalla que diga: “Hoy rebosa de gratitud”. Creo que a veces sólo necesitamos recordatorios sencillos. Seguro que no hará daño.
- Ponte la gratitud cada mañana antes de salir de casa. Colosenses 3:12-15 nos da una lista de prendas que debemos ponernos cada día como pueblo elegido de Dios, y al final de esta lista leemos: Y sean agradecidos. Así que, mientras te abrochas la camisa o te pones los zapatos, haz un pequeño ritual cada día diciendo: “Y también me pondré la gratitud para usarla todo el día de hoy”.
- Haz el alfabeto de agradecimiento. Comienza con la A y sigue con la Z, nombrando algo que comience con cada letra por la que estás agradecido. Puedes divertirte un poco con esto; es un gran juego para jugar en el auto con tus hijos y les estarás enseñando a practicar la gratitud. Simplemente comienza y ve hasta dónde puedes llegar: A: Estoy agradecido por las abejas. B: Estoy agradecido por las bancas. C: Estoy agradecido por el corazón. D: Estoy agradecido por los duraznos. E: Estoy agradecido por Elizabeth, mi amiga. F: ¡Estoy agradecido por el fútbol! Y así sucesivamente. Es divertido, es edificante y te llena el corazón de agradecimiento. De hecho, una idea divertida podría ser hacer una baraja de tarjetas de agradecimiento con el alfabeto, que puedes usar en casa, en la iglesia o incluso en el trabajo.
- Haz que cada martes sea un martes de agradecimiento o cada jueves un jueves de agradecimiento. Puedes compartir esto con tu familia o tus compañeros de trabajo y divertirte un poco, y te enseñará la alegría de practicar el agradecimiento. Ese día, sé muy intencional al expresar lo que tienes para agradecer, tal vez cuando la familia se reúna para una comida o en una conversación informal con tus compañeros de trabajo. Recuérdales a los demás que es martes o jueves de agradecimiento y anímalos a recitar lo que tienen para agradecer. Te sorprenderá cómo otros estarán dispuestos a unirse a ti si tan solo comienzas.
- Canta canciones de acción de gracias. Por ejemplo, podrías cantar “Da gracias con un corazón agradecido”. La Biblia dice que cantes y hagas música en tu corazón para el Señor. ¡Anímate!
- Piensa en dónde estarías sin Jesús. Eso te hará sentir agradecido. Hay una canción que me gusta de Stephen Curtis Chapman titulada “Remember Your Chains” (recuerda tus cadenas). El coro dice:
Recuerda tus cadenas. Recuerda la prisión que una vez te retuvo
Antes de que el amor de Dios irrumpiera.
Recuerda el lugar en el que estabas sin gracia.
Y cuando veas dónde estás ahora.
Recuerda tus cadenas, y recuerda que tus cadenas se han ido.
Para mí, nada me hace rebosar de gratitud como el recordar lo que Jesús ha hecho en mi vida y escuchar lo que ha hecho en las vidas de otros. Cuando estés junto a otros creyentes, simplemente comienza a contar tus historias de lo que Dios ha hecho en tu vida. Siempre rebosamos de gratitud cuando recordamos dónde estábamos antes de conocer a Jesús.
7. Comienza cada momento de oración con acción de gracias. Probablemente el Salmo más famoso, el Salmo 100, nos dice: “Entren por sus puertas con acción de gracias; vayan a sus atrios con alabanza. Denle gracias y alaben su nombre”.
Siempre que entres en la presencia de Dios, entra siempre con acción de gracias. Que las primeras palabras que salgan de tu boca sean palabras de agradecimiento.
He descubierto que esto cambia mi tiempo de oración. Si empiezo con todas mis necesidades y peticiones, estoy centrada en mí misma. Si empiezo con acción de gracias (recitando algunas de las muchas cosas por las que tengo que estar agradecida), estoy centrada en Dios. Qué diferencia hace eso en el tiempo que paso con Dios y eso, a su vez, hace una diferencia en mi día. Empiezo a rebosar de gratitud.
Cuando Jesús enseñó a los discípulos cómo orar, en lo que llamamos el Padre Nuestro, comienza con Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Comienza con alabanza y acción de gracias. Nuestras oraciones deben comenzar con agradecimiento.
Conocer la Palabra de Dios y leerla regularmente es esencial para que rebosemos de gratitud. Pero, ¿sabes?, he visto personas que conocían la Palabra de Dios bastante bien y podían orar muy bien en la iglesia, pero no podría decir que rebosaban de gratitud. La gratitud es una actitud que uno elige; es una decisión que uno toma.
Creo esto, con todo mi corazón: si aprendes a practicar la gratitud, la gente lo notará. Notarán tu espíritu alegre; notarán tus palabras de agradecimiento; notarán la sonrisa en tu rostro y el entusiasmo en tu paso. Te ves diferente cuando rebosas de gratitud. Suaviza las líneas de tu rostro; te hace lucir más joven y da una dulzura a tus palabras.
Si observas los sacrificios que son parte de la ley mosaica dada por Dios, descubrirás que había muchos sacrificios de acción de gracias. Este era un ritual que Dios puso en marcha para recordarle a su pueblo que debían ser personas agradecidas. Ya no estamos bajo la ley, pero aún necesitamos que se nos recuerde que debemos ser agradecidos.
¿Alguna vez pensaste en el poder que se libera cuando te conviertes en una persona agradecida? Déjame contarte algunas de las grandes cosas que sucederán:
- La gente te querrá mucho más. Es agradable estar cerca de las personas agradecidas. Tus relaciones mejorarán. Tendrás más amigos.
- Tu nivel de energía aumentará. Es cierto, porque cuando estás agradecido, liberas mucha energía positiva que a menudo se desperdicia en quejas y negativismo. Harás más trabajo en menos tiempo. ¡Y eso te convertirá en un mejor empleado, lo que hará feliz a tu jefe! No me atreveré a decir que recibirás un aumento, pero, de nuevo, ¿quién sabe?
- Tu estrés disminuirá. En realidad, no me lo estoy inventando. Cuando eliges estar agradecido, estás pensando en las cosas buenas de tu vida, y eso evita que te centres en las cosas negativas. Es como una válvula de escape en una olla a presión: verás que tu estrés disminuye.
- Tu rostro estará más bonito, o más atractivo, ¡lo que prefieras! Piénsalo: cuando estás agradecido, no estás preocupado ni inquieto, y esas cosas provocan líneas en nuestros rostros y nos envejecen. ¡Te verás más joven!
- Tu postura mejorará. Cuando estás agradecido, te paras más erguido. Cuando eres negativo, tus hombros tienden a encorvarse y tu espalda se curva.
Hay poder en el agradecimiento. Tienes mucho que ganar. Pero más allá de todo esto, aquí está la razón más importante para estar agradecido:
- Honrarás y glorificarás a Jesucristo como él se merece. Cuando rebosas de agradecimiento, le cuentas al mundo lo que Jesús ha hecho por ti y eres un buen embajador para él. Sin mencionar que le agrada ver tu corazón agradecido.
Comencemos una campaña para rebosar de agradecimiento. ¡Qué manera de vivir!