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Fran está aprendiendo de Jesús que puede mostrar compasión hacia las personas, incluso cuando realmente no le agradan. El desafío de Fran por parte de Jesús es conocer a Joyce, una asistente en su departamento que es negativa y perezosa. Él le ha sugerido que primero ore por Joyce todos los días y luego la invite a almorzar.
Es el día siguiente, y Fran oró por Joyce antes de salir de casa y le pidió a Jesús que la ayudara a ver a Joyce, como él la ve a ella. Cuando Fran llega a la oficina, busca a Joyce para invitarla a almorzar. Joyce le lanza a Fran una mirada amarga.
“¿Tienes más cambios para esa propuesta?”, pregunta con irritación.
“No”, responde Fran con una risita, “solo quería saber si estás disponible para almorzar, Joyce, Yo invito.
La mirada en el rostro de Joyce es una mezcla de sorpresa y sospecha. “¿De qué se trata todo esto?”
“De nada, solo de un almuerzo”, responde Fran. Joyce acepta, de mala gana, y fijan una cita.
Después de su reunión matutina, Fran se acerca al escritorio de Joyce y la encuentra hablando por teléfono con una amiga. Cuelga y se dirigen a la cafetería de al lado. Mientras se sientan, Joyce mira a Fran nerviosamente y dice: “Me has tenido preocupada toda la mañana. Me imagino que me vas a regañar por algo”.
Fran la mira a los ojos y por primera vez ve el miedo y la soledad allí. Ella dice: “No, Joyce, honestamente, no hay una agenda oculta aquí. Me di cuenta ayer de que tú y yo hemos trabajado juntas durante seis meses, pero realmente no te conozco. Me di cuenta de que tenemos algo en común. Soy madre soltera, como tú”.
Joyce todavía sospecha un poco, pero comienza a relajarse. —Sí, lo sé. Es duro, ¿no? ¿Cómo te las arreglas con dos niños? Yo apenas puedo con uno.
Fran responde: —Bueno, mis hijos son un poco mayores, pero recuerdo los terribles dos años. Tu hijo tiene dos años, ¿verdad? ¿Cómo se llama?
—Toby —el rostro de Joyce se ilumina cuando empieza a hablar de su hijo—. Sí, es un poco complicado, pero es muy hermoso. —Le muestra una foto a Fran.
—¿Quién lo cuida mientras trabajas? —pregunta Fran.
—La guardería es muy cara. De hecho, estoy atrasada en pagarles. Mi ex no ha pagado la manutención en meses —Joyce le cuenta su historia a Fran—. No sé qué voy a hacer, Fran. Las lágrimas comienzan a correr por sus mejillas y rápidamente intenta ocultarlas.
Fran piensa: —Tienes razón, Señor, esta mujer necesita una amiga. No está en mi vida por accidente.