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Presentado por Lisa Bishop
¿Te consideras un enviado de Dios en tu trabajo? Muchos cristianos no lo creen. Tendemos a ver nuestro trabajo como un medio para un fin, una manera de proveer económicamente para nosotros y nuestras familias o de ganar importancia. Pero Dios te ha puesto donde estás con un propósito. Y si bien te dio dones y talentos para aplicar en tu trabajo, nuestro propósito final como seguidores de Jesús es señalarlo en nuestra vida diaria.
Una manera de hacer eso en el lugar de trabajo es hacer nuestro trabajo con excelencia.
Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. (Colosenses 3:23-24).
Hagas lo que hagas, y sí, eso incluye lo que haces en el trabajo. En el idioma original, las palabras “con todo tu corazón” significan “llevar a cabo o realizar una acción con entusiasmo”. Y cuando nos proponemos desempeñarnos con interés enérgico en el trabajo, honramos al Señor.
¿Cuál es tu mentalidad en relación con tu función en el trabajo? ¿Estás trabajando con todo tu corazón o marcando una tarjeta de asistencia, haciendo lo justo para sobrevivir?
La fe nos llama a alcanzar el más alto estándar en todos los aspectos de nuestra vida. Las Escrituras nos desafían a elevar el nivel de nuestro desempeño en nuestro trabajo, no solo haciendo lo mínimo, sino yendo más allá. ¿Se te conoce por tu ética laboral estelar? Si eres un seguidor de Jesús, tu trabajo debe superar la mediocridad; debes esforzarte por alcanzar la excelencia.
Hacer tu mejor trabajo no es lo mismo que la perfección. Puedo hablar por experiencia: el perfeccionismo puede conducir a una serie de problemas, uno de los cuales es que los demás pueden pensar que no pueden estar a la altura de sus estándares imposibles. Eso puede hacer que las personas se sientan desanimadas. Si bien la perfección no es el objetivo, la excelencia sí lo es.
La forma en que hacemos nuestro trabajo es importante porque no solo los incrédulos nos observan en el trabajo para ver si damos un buen ejemplo, sino que nuestro Padre celestial también lo ve.
¿Estás dando tu mejor esfuerzo en el trabajo o necesitas mejorar un poco? Trabajar de corazón en todo lo que haces es parte de la misión que Dios tiene para ti.