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Presentado por Lisa Bishop
¿Alguna vez te has sentido ofendido por alguien en el trabajo? Tal vez tú estás en medio de una situación difícil en este momento. Un compañero de trabajo tomando crédito por algo en lo que vertiste tu corazón y tu alma y ahora ellos están recibiendo los elogios en lugar de ti. Quizás te han tratado mal, te han hecho a un lado para un ascenso o te han mentido. ¿Cómo reaccionas cuando tus circunstancias parecen injustas?
Hace varios años, trabajé para una organización plagada de chismes y algunas personalidades tóxicas que tuvieron un gran impacto en la cultura. En un momento me encontré siendo el blanco de chismes, y no hace falta decir que estaba triste, decepcionada y enojada. En vez de responder con ira, se lo llevé al Señor y le pedí sabiduría. Oré por la perspicacia y confié en que él me guiaría sobre cómo responder y, en última instancia, él haría las cosas bien.
Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos. Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen» dice el Señor. En cambio, «Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales de beber.
Al hacer eso, amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza» No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien. (Romanos 12:17-22).
Puede ser tentador lanzar un contraataque cuando te sientes maltratado o calumniado, pero como seguidores de Jesús, en medio de tiempos difíciles, somos llamados a una forma superior de ser. Tú y yo estamos llamados a esperar; no tomar represalias.
¿Significa esto que nunca debemos hablar cuando somos maltratados? No. Hay momentos en los que necesitamos abordar los problemas con gracia, tacto y humildad. El punto es que puede ser tan tentador luchar y dejar que nuestras emociones estallen, soñar formas de vengarse. Pero cuando te tratan mal, ten en cuenta que el mundo a tu alrededor está mirando. A través de tu autocontrol, alimentado por la fe de que Dios ve y obra en tu nombre, la gloria de Dios se mostrará y mostrará a la gente un mejor camino.
La próxima vez que te encuentres queriendo reaccionar en el calor del momento, toma una respiración profunda y aterriza en el Señor. Desarrolla el hábito de responder correctamente cuando eres agraviado. Espera, no te vengues.