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He estado tratando de ayudarnos a ver de nuevo cómo ser cristianos poderosos y realmente impactar nuestros mundos para Jesucristo. Y, amigos, sólo hay una manera de activar el poder de Dios en nuestras vidas, y no es nueva, no es engañosa, no es de la noche a la mañana y no es tentadora. ¡Pero funciona!

El interruptor de encendido es la oración y la Palabra de Dios. Y debemos pagar el precio de esta energía, del mismo modo que pagamos la energía eléctrica para encender las luces de nuestras casas. El precio es disciplina, vidas puras y un tiempo significativo en nuestros horarios para conocer a Dios a través de la oración y su Palabra.

¿Estás esclavizado por tu propia vida sin poder? ¿Estás frustrado porque nunca ves ninguna evidencia de que Cristo vive en ti y te da poder para vivir victoriosamente? Si realmente eres un creyente, debes volver a lo básico y preguntarte si has estado dispuesto a pagar el precio por el poder. Y créeme, tengo que hacer lo mismo.

Hay un precio que pagar, pero vaya, obtienes más de lo que pagas cuando enciendes el poder de Dios en tu vida. Por ejemplo, ¿has estado esclavizado por tu lengua? Bueno, con el poder de Dios puedes tener victoria sobre esa lengua dañina tuya. O tal vez hay alguna impureza en tu vida que te mantiene prisionero. 

Una amiga me contó que había estado esclavizada por novelas de mala calidad, leyendo hasta una por día durante años. Esto había causado un gran daño a su vida mental y a su matrimonio, pero al memorizar las Escrituras y orar para que se incorporaran a su vida, rompió esa atadura y se deshizo de esas pésimas novelas. ¿Crees que puedes leer o mirar la basura del mundo y no te hará ningún daño? Piénsalo de nuevo. Mantendrá tu vida impura, pero afortunadamente mi amiga encontró la libertad de la basura. La verdad, la verdad de la Palabra de Dios, ¡libéra! Pagó el precio por el poder de Dios y ahora es libre.

Si estás luchando en algún área, te insto a que pagues el precio para que el poder de Dios sea liberado en tu vida. 

Gálatas 5:16 dice: Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. Andar en el Espíritu es el camino para conocer la libertad, para tener el poder de vivir una vida piadosa. Conviértelo en una cuestión de oración diaria y de compromiso cada día: hoy, por la gracia de Dios, caminaré en el Espíritu. ¡Comenzarás a conocer un poder en tu vida que te sorprenderá!