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Presentado por Lauren Stibgen
Está revestida de fuerza y dignidad; y podrá reírse de los días venideros (Proverbios 31:25).
Como líder, estar revestido puede adquirir aspectos tanto de presencia física como de presencia de personalidad.
Considera las dos palabras que lo definen: fuerza y dignidad.
¿Cómo muestras fortaleza tanto en tu presencia física como en tu personalidad como líder? Primero pensemos en nuestra fuerza física. ¡Has escuchado la frase…no puedes servir en una taza vacía! Como líder, es importante cuidar tu fuerza física cuidando tu salud. ¿Estás durmiendo lo suficiente para aguantar el día? ¿Eres capaz de mover físicamente tu cuerpo y nutrirte con alimentos saludables? Todos estos hábitos diarios de salud aumentarán tu fuerza física.
Ahora bien, ¿qué hay de mostrar fuerza en la personalidad? Equilibrar la fuerza con la humildad como cristiano, es fundamental para mostrar amor a los demás. Tener una personalidad fuerte puede adquirir connotaciones negativas, pero ¿y si piensas en liderar con fuerza? Una forma de mostrar fortaleza con un enfoque humilde es resaltando el trabajo que realizan tus subordinados. Tal vez expreses durante una reunión una opinión contraria a la del resto de tu equipo de manera respetuosa, o tal vez propongas una nueva forma de implementar grupos para empleados que comparten tu fe en tu lugar de trabajo.
Ahora pasamos a la dignidad tanto en tu presencia física como en tu personalidad como líder.
La dignidad se define como el estado o cualidad de ser digno de honor y respeto.
Sé que esto puede parecer una tontería, pero la forma en que te presentas físicamente es importante. ¿Estás vestido profesionalmente? Esto puede tomar muchas formas dependiendo de tu entorno, pero vestirse lo mejor posible y vestirse de manera digna es importante. ¡Mi mamá siempre me dijo que me vistiera para el trabajo que quiero, no para el que tengo!
¿Qué hay de tener una personalidad digna? Parte de ser digno de honor y respeto es mostrar honor y respeto. Reflejar dignidad a los demás es otra manera de mostrar el amor de Cristo a los demás en el trabajo.
La dignidad es una necesidad humana básica; es nuestro sentido de autoestima, respeto y aprecio. Preservar la dignidad de otra persona significa respetarla en su totalidad y brindarle cuidados de una manera que respete sus preferencias e individualidad.
Jesús mostró dignidad a los demás a lo largo de las Escrituras. Desde recaudadores de impuestos hasta prostitutas, él debería servir como nuestro mejor ejemplo de cómo acercarnos a cada persona en su situación actual. Quizás seas el único ejemplo de Cristo en acción, y mostrar dignidad a los demás es la clave.
Ahora, la última parte de este verso que indica que ella puede reírse de los días venideros. La mujer de Proverbios 31 no teme el futuro porque se apoya en el Señor en busca de sabiduría.