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Mi pregunta para ti es: ¿Cómo afrontamos tu y yo, como cristianos, cuando no hay respuestas? Cuando estamos convencidos de que Dios debería responder, ¿las circunstancias deberían cambiar o las cosas deberían ser diferentes? ¿Cuando queremos tanto saber por qué y las respuestas no están ahí?

María y Marta tenían ese problema. Enviaron a buscar a Jesús para que sanara a su hermano, pero cuando Jesús finalmente llegó, ya era demasiado tarde; Lázaro ya estaba muerto. Marta estaba molesta con Jesús, y leemos en Juan 11:21 que ella le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Ella le pidió respuesta a su pregunta: ¿Por qué no viniste, Señor?

Encuentro muy interesantes las palabras de Jesús para ella en este momento. No defendió sus acciones; no dijo: “Marta, déjame explicarte exactamente lo que hice y por qué”. No, cuando Marta buscaba respuestas a sus preguntas sin respuesta, Jesús la llevó de regreso a lo básico.

Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y el que vive creyendo en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).

Verás, si Marta creía esto, la condición de Lázaro en el momento actual no era de tanta consecuencia, porque Lázaro creía en Jesús y nunca moriría de muerte eterna.

Jesús quería que Marta pensara con una perspectiva eterna. Sí, el cuerpo de su hermano estaba en una tumba, pero el verdadero Lázaro no había muerto, y si Marta podía enfocar su mente en eso, cambiará su perspectiva por completo. Y para su crédito, Marta confesó en voz alta: Sí, Señor, creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que había de venir al mundo.

Cuando no tengas respuestas, detente y haz una pregunta diferente: ¿Quién crees que es Jesús? Y luego confiesa en voz alta exactamente lo que crees sobre la persona de Jesús. Creo que es importante que lo digas en voz alta, para que puedas escuchar tu propia confesión de fe.

Quizás nunca sepamos algunas de las respuestas que buscamos de este lado del cielo, pero siempre podemos saber con confianza la respuesta a la pregunta: ¿Quién crees que es Jesús? Al concentrar tus pensamientos en quién es él, tendrás la paz y la fuerza que necesitas para esas preguntas sin respuesta. Si esa fue la pregunta que Jesús le hizo a Marta cuando ella quería respuestas, entonces seguramente es el punto de partida para nosotros hoy cuando queremos respuestas, pero no nos llegan.