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¿Qué significa vivir una vida llena de la gracia de Dios, una vida verdaderamente llena de gracia? Estamos analizando el ABC de una vida llena de gracia y ayer vimos que A es una vida abundante. La abundancia que Jesús vino a darnos es gozo y paz abundantes, y eso debería rebosar en abundantes buenas obras.

B- BItterless – Sin amargura

Vivir lleno de gracia es vivir sin amargura. Considera este pasaje de hebreos:

Asegúrense de que nadie quede fuera de la gracia de Dios, de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos (hebreos 12:15).

Permitir que raíces amargas crezcan en tu corazón hará que te pierdas la vida llena de gracia. Hay muchas raíces amargas que pueden arraigarse en el jardín de nuestro corazón. Considera estas:

  • La raíz amarga del rechazo

Es muy fácil permitir que el dolor del rechazo eche raíces en tu corazón y se convierta en amargura.

  • La raíz amarga de los sueños incumplidos

Los sueños incumplidos crean un terreno fértil para raíces amargas.

  • La raíz amarga de la pérdida

¿Qué has perdido últimamente? ¿Tu trabajo? ¿Tu orgullo? ¿La muerte te ha robado a un ser querido? ¿O un divorcio? La pérdida nos hace vulnerables a la amargura.

Este versículo nos enseña varias cosas acerca de las raíces amargas:

Primero, crecen. No puedes aferrarte a una ramita amarga. No se quedará de ese tamaño. Siempre crece.

En segundo lugar, causan problemas. Cualquier pequeña amargura te causará muchos problemas. Muchas de las crisis emocionales y mentales que vemos hoy, tienen su comienzo en una amargura que nunca se trató.

En tercer lugar, contamina a muchos. La amargura se extiende a todos los que te rodean. Como padres podemos trasladar ese espíritu amargo a nuestros hijos; como jefes y empleados podemos transferirlo a nuestros compañeros de trabajo. Es un veneno que afecta a todo aquel que toca.

Si hoy estás luchando contra algo de amargura, oro para que le pidas a Dios que te ayude a desenterrar esas raíces amargas, para que puedas disfrutar de la vida llena de gracia que Jesús vino a darte.