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Si no eres realmente consciente de la gracia en tu vida minuto a minuto, día a día, tal vez sea porque tu experiencia de la gracia está deformada.

Por ejemplo, podría ser:

¿Ves gracia a través de tu relación con tus padres u otras figuras de autoridad?

Tal vez te pusieron altas expectativas y nunca recibiste su aprobación. O quizás recibiste muy poca atención; o uno de tus padres te abandonó. Como resultado de uno o más de estos factores, su experiencia de “gracia” estuvo muy por debajo de lo que debería haber sido.

¿Ves gracia a través de tu pasado?

Crees que no estás a la altura; no eres inteligente ni talentoso. Has cometido muchos errores, le has fallado a Dios con demasiada frecuencia. Como resultado, tienes mucha culpa. Quizás te hayas vuelto cínico y te sientas desesperado ante cualquier posibilidad de que las cosas cambien.

Si has estado mirando la gracia a través del lente equivocado, uno de estos o algún otro, la gracia de Dios probablemente siempre te ha parecido distante o es un misterio para ti. Y esto probablemente se revela de varias maneras:

  • Siempre estás en modo de desempeño, tratando de asegurar la aprobación de Dios y de los demás siendo bueno, sobresaliendo en todo. Siempre intentas demostrarte a ti mismo y a los demás que estás bien, pero nunca es suficiente.
  • Has dejado de intentar encontrar la gracia que necesitas, así que te quedas al margen y admiras a los demás, culpándote todo el tiempo.
  • Por miedo al fracaso, nunca da un paso de fe para hacer las buenas obras que Dios le ha llamado a hacer.

Aún no has conocido la gracia, ni total ni completamente.

Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de Dios (Gálatas 5:4).