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Presentado por Lauren Stibgen
¿Las palabras se interponen en el camino? ¿Existe una forma correcta de orar? Una de las cosas que he descubierto al orar por otros y con otros es que hay muchas personas que no saben por dónde empezar cuando se trata de oración. La buena noticia es que Dios ha brindado un estímulo maravilloso a lo largo de las Escrituras que puede guiarnos.
Se ofrecen muchas siglas para ayudarnos a “modelar” nuestras palabras al Señor. Una dosis de alabanza y reverencia, algo de arrepentimiento y, a menudo, una petición. Pero, ¿es necesario que todo fluya en conjunto y siga el mismo patrón cada vez? Casi parece una receta.
Recientemente me acompañaron una amiga y su esposo a cenar. Disfrutamos la comida y, unas semanas más tarde, ella me pidió mi receta porque les había gustado la comida. Tuve que detenerme y pensar: no tenía una receta formal para preparar este plato. A veces entretejo algunas ideas diferentes a partir de lo que encuentro para hacer mi propia versión. Como una receta, la oración puede ser tu propia versión.
A veces, cuando simplemente no sé por qué orar, me alienta saber que en Romanos 8:26-27 sé que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Cuando no sabemos orar como debemos, el Espíritu intercederá por nosotros con gemidos demasiado profundos para expresarlos con palabras.
Dios no espera que nuestras oraciones sean las mismas. Él sabe que el mundo nos traerá diferentes alegrías y diferentes pruebas. Anímate que Dios quiere TODAS tus peticiones (Filipenses 4:7).
Una de las formas en que me he desafiado en oración es comprender mejor los nombres de Dios en la Biblia. Ha abierto mi vida de oración. Dios es un Dios compasivo. Es un Dios de bondad y cuidado. En Éxodo 34:6, el Señor pasa frente a Moisés proclamando: “«¡Yahveh! ¡El Señor! ¡El Dios de compasión y misericordia! Soy lento para enojarme y estoy lleno de amor inagotable y fidelidad”
Dios es también mi Ayudador. Tanto en los Salmos como en Hebreos 13:6 vemos que “el Señor es mi ayudador; No temeré”.
Pensar en la compasión de Dios y como mi ayudador da forma a mis oraciones de manera diferente. Sé que Dios ve mi debilidad y tiene misericordia de mí, y puedo orar pidiendo su ayuda durante el día.
A veces simplemente le pido a Dios que lleve mi carga. “Señor, ¿puedes llevar esto por mí? Necesito tu ayuda.” En Mateo 6:8 recuerdo que Él ya sabe lo que necesito y no necesito ser específica.
Pero también sé que Dios es Elohim, Creador Poderoso. Él está en todas las cosas y a Él acudo con suma humildad.