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Romanos 12 nos dice que presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo a Dios, porque este es sacrificio que a él le agrada.

Hacemos esto recordando al comienzo de cada día presentar nuestros cuerpos como un sacrificio vivo. Por ejemplo, puedes orar: “Señor, aquí están mis ojos; quiero ver como tú ves. Aquí están mis oídos; que pueda escuchar lo que tú quisieras escuchar”. Si tus ojos y tus oídos están comprometidos con Dios cada día como sacrificios vivos, vas a tener mucho más cuidado con lo que miras y oyes, ¿no crees?

Habrá programas de televisión y películas que nunca verás porque no son puros y limpios. Habrá videos de YouTube y algunos podcasts que nunca verás ni escucharás porque contienen material inmoral y poco edificante. Además, podrás ver este mundo y a otras personas a través de los ojos de Jesús, y esa perspectiva provocará cambios increíbles en tus acciones y reacciones cotidianas.

Aquí tienes otra parte de tu cuerpo para entregar a Dios: “Señor, hoy te entrego mi lengua. Te pido que controles todas las palabras formadas por mi lengua, para que sean palabras de ayuda y sanación”.

Dios mío, qué poderosas son nuestras palabras. La Biblia nos dice que tienen poder de vida o muerte. Quiero elegir mis palabras con cuidado para que sean palabras de vida y refresquen a los demás. Una lengua que se presenta a Dios cada día como sacrificio vivo será un instrumento de paz, no juzgará, pronunciará palabras de aliento.

También puedes orar: “Señor, mi cerebro es tuyo; quiero pensar tus pensamientos”. Es muy importante que presentes tu mente a Dios, pidiéndole que controle tus pensamientos y procesos de razonamiento.

Te recomiendo encarecidamente que consideres hacer esto con regularidad: presentar partes de tu cuerpo individualmente a Dios cada día, recordando lo que significa ser un sacrificio vivo. Es una de las mejores maneras de prepararte para el día que tienes por delante, porque te recuerda que no te perteneces a ti mismo, sino que has sido comprado por un precio. Y por lo tanto, tu cuerpo, cada parte de él, debe ser un sacrificio vivo durante todo el día, todos los días.