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Aquí hay algunas cosas más simples que puedes hacer para convertirte en un Bernabé, un animador, donde trabajas:

  • Sé un buen empleado. No siempre es fácil someterte a tu jefe, pero eso es lo que deben hacer los cristianos en su trabajo. Cuando se te den instrucciones, síguelas, a menos que te hagan traicionar tu integridad. El simple hecho de ser un buen empleado alentará a tu jefe, si no a nadie más, pero también será un buen ejemplo para los demás.

 

  • Toma el segundo lugar. Debes estar dispuesto a ser el último en la fila, a tomar el peor asiento, a dejar que alguien más se lleve el crédito. Eso no es fácil de hacer a veces, pero es la actitud de servicio que tenía Jesús, y también debemos tenerla.

 

  • Discúlpate. Si cometiste un error, hiciste algo que no deberías haber hecho, dijiste algo que no deberías haber dicho, reconócelo lo antes posible y simplemente discúlpat. Una amiga mía dice que la mayor diferencia entre ella y sus compañeros de trabajo que no son creyentes es que ella se disculpa más que ellos. Bueno, una disculpa puede contribuir en gran medida a aliviar la tensión en las relaciones y, de hecho, será un acto de aliento.

A decir verdad, ¿cuántas palabras de aliento escuchas en un día normal? En muchos entornos de trabajo, son pocos y distantes entre sí. Pero si te conviertes en un Bernabé en tu trabajo, y con sinceridad ofreces palabras de aliento, te convertirás en un faro de luz en ese mundo. Entonces, puedes convertirte en un Bernabé, una persona que se niega a desanimarse y, en cambio, ofrece palabras de aliento a quienes lo rodean. Es lo que haría Jesús, y esta es una forma simple pero importante en la que puedes ser su embajador justo donde trabajas.