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Presentado por Lisa Bishop

Es fácil tratar de obtener nuestra identidad de todos los lugares equivocados en lugar de la misma verdad de Dios. ¿Alguna vez has estado en una temporada de espera? Quizás estés en un momento de espera ahora mismo. ¿Está esperando recibir noticias sobre una entrevista de trabajo, un ascenso, una carta de aceptación a la escuela? Tal vez esté esperando una llamada telefónica de un amigo perdido hace mucho tiempo o un familiar separado, una llamada del médico para un diagnóstico. Esperar es difícil.

Estaba cenando con una amiga la otra noche y ella se lamentaba por las oraciones que parecían quedar sin respuesta. Hablamos sobre lo difícil y, a menudo, incómodo que puede ser cuando experimentamos lo que se siente como largas demoras mientras buscamos la ayuda de Dios o las respuestas a un problema que enfrentamos. Nos confiamos unos a otros el dolor y la frustración que podemos sentir en la espera. ¿Te identificas? ¿Alguna vez tus oraciones han sonado como un disco rayado mientras te preguntas por qué Dios esperó tanto tiempo para responder?

Proverbios 3:5-6 nos recuerda cómo se ve la sabiduría en la espera. “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”

Confía en Dios, no en tu propio entendimiento. Si somos honestos, el desánimo puede instalarse en nosotros cuando confiamos en nuestro conocimiento y visión limitadas de una situación. Podemos sentirnos tentados a confiar en lo que sabemos y olvidar que servimos a un Dios confiable y que todo lo sabe. Podemos ser tentados a ceder a la impaciencia en lugar de rendirnos por completo a la fidelidad de Jesús.

En el Salmo 27, David expresa una fe auténtica y una confianza valiente en Dios mientras clama y espera confiadamente que el Señor lo rescatará y lo salvará en su tiempo de angustia. En el versículo 14 declara que lo hará: “Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!.”

David está entrenando su corazón para confiar y recordar que el Señor lo escucha y él es fiel. En su tiempo perfecto, Dios le responderá a David y vendrá a su rescate. En su tiempo perfecto, Dios te responderá a ti y vendrá a rescatarte. Esperar a que Dios venga es una forma en que Dios edifica tu fe y carácter y aumenta tu madurez espiritual.

Esperar puede parecer una pérdida de tiempo, pero no lo es. La espera te santifica. La espera te humilla. La espera te poda. La espera fortalece tu dependencia de Dios.

¿Qué estás esperando de Dios? ¿Confiarás en él? Realmente se reduce a la elección. ¿Escogerás la paciencia y la fe, o cederás al miedo, la duda, la preocupación y la ansiedad? Escucha, Dios es para ti. Él está abriendo un camino para ti. Coopera con él para que el tiempo de espera resulte productivo y fructífero. Hay sabiduría en la espera.