Play

Presentado por Lisa Bishop

¿Eres una persona generosa?

Proverbios 11:24-25 nos dice: “Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo. El generoso prosperará, y el que reanima a otros será reanimado”

Sé generoso, tu mundo se expande. Se tacaño, tu mundo se encoge. Bendice a otros y sé bendecido, ayuda a otros y recibe ayuda”.

Es el concepto de cosechar y sembrar.

Dios nos desafía a ser generosos porque quiere que recibamos la bendición que proviene de ello. Somos generosos porque Dios es generoso. La generosidad es realmente una mentalidad. Es una actitud de corazón, una forma de ser, un estilo de vida del que fluyen tus pensamientos, tus palabras y tus acciones.

En Lucas 6:38 Jesús dijo: “Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.”

Cuando eres generoso, fluye de la fe y la confianza en la provisión de Dios y su generosidad hacia ti. Cuando eres generoso, superas las barreras de tu zona de confort y vas más allá, ya sea que brindes tu tiempo, tu servicio, tu hospitalidad o tus recursos financieros. No vives del miedo a no tener suficiente.

Nuestra cultura actual alimenta nuestra mentalidad individualista y consumista y trata de hacernos creer que siempre necesitamos más, nunca tendremos suficiente; y eso puede mantenernos aferrados fuertemente a lo que tenemos. Como seguidores de Jesús, vivimos a la luz de los principios bíblicos y de la economía de Dios y de la verdad de que tenemos un Dios generoso que nos llama a imitarlo.

¿Dónde has sido tacaño? ¿Cómo te has estado conteniendo? ¿Cómo te está llamando Dios a vivir un estilo de vida de generosidad?

¿Cuáles son las necesidades de servicio en tu iglesia y cómo puedes ser generoso con tu tiempo? ¿Cómo puedes dar generosamente de tus recursos financieros para apoyar ministerios dentro y fuera de la iglesia? ¿Cuál es el amigo, un miembro de la familia o un vecino que tiene una necesidad que tú puedes satisfacer amablemente?

Recuerda que Dios suplirá todas tus necesidades y que tú llegas a ser las manos y los pies de Jesús al suplir las necesidades de los demás. Entonces, seamos como Jesús y vivamos generosamente.