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Esta semana he estado hablando de la generosidad: la alegría de ser una persona verdaderamente generosa. Quiero recordarles que Dios dio primero. Ya conoces el versículo, Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Ese es el máximo ejemplo de generosidad. Jesús descendió a la tierra, dejando la gloria del cielo, sacrificando todo lo que le pertenecía por derecho, para darnos vida eterna.

Entonces, cuando elegimos ser generosos, incluso sacrificialmente generosos, seguramente estamos siguiendo a Jesús, mostrando la misma actitud que él tenía, aprendiendo la verdad de que es más dichoso dar que recibir. Y después de todo, todo lo que creemos que poseemos nos lo han prestado. Dios es dueño de todo y nosotros somos simplemente mayordomos, administradores, cuidadores. El Salmo 24:1 dice que del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, ¡lo cual incluye todo lo que tienes! Entonces, cuando decides dar algo de dinero, para ser generoso, en realidad estás regalando el dinero de otra persona, ¿verdad? Y eso es realmente divertido.

Como seguidores de Cristo, cuando llegamos al lugar donde verdaderamente creemos que no tenemos posesiones, no somos dueños de nada, todo lo que tenemos se nos da tanto para satisfacer nuestras necesidades como para compartirlo con los demás, nos estamos moviendo hacia nuevo crecimiento en la gracia de Dios y nuevo gozo al obedecer la Palabra de Dios.

Para señalar que estamos en esta tierra por un tiempo muy corto en comparación con la eternidad, Randy Alcorn da la ilustración de dibujar una línea a lo largo de una hoja de papel, luego retroceder y hacer un punto con la punta de la pluma justo encima de la principio de línea. El punto representa tu tiempo aquí en la tierra, ya sean cien años o menos. Y como estás en esos años, parece mucho tiempo. Pero compara la línea larga que representa la eternidad con el punto que hiciste. Es como un nanosegundo. Randy dice: “Vive para la línea, no para el punto”.

Entonces, termino con este recordatorio del Apóstol Pablo de 2 Corintios 9:7: Cada uno de ustedes debe dar lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. Si eso fuera todo lo que la Biblia nos dice acerca de ser generoso, debería ser suficiente, ¿no crees? Dios ama al dador alegre, y un dador alegre es alegre porque ha aprendido que hay un gran gozo en ser generoso, hay un gran gozo en tomar la palabra de Dios y obedecerle.