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¡Es tiempo de calabazas otra vez! En esta época del año vemos muchas de esas deliciosas calabazas, algunas para comer, otras para decorar. Pero, ¿alguna vez pensaste en esto: los cristianos son como calabazas! Ahora espera, eso no es un insulto. Déjame explicar.

En primer lugar, somos como calabazas porque:

Dios nos escoge del huerto, nos trae adentro y nos lava toda la suciedad.

Para los que han nacido de nuevo, nuestra salvación comenzó cuando Dios nos sacó del huerto. Jesús dijo en Juan 15:16: No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Y Pablo nos recuerda en Efesios 1:4: Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.

Nunca dejo de asombrarme de esta verdad, que Dios me eligió a mí. Él me sacó de ese sucio huerto de calabazas de la vida y me trajo a su cuidado, me hizo su hija y me llamó por mi nombre.

Pero ya sabes, una calabaza no sirve de mucho hasta que la limpias. No sé si alguna vez escogiste una calabaza o si viste una directamente del huerto de calabazas, están muy sucias!. Yacen en el suelo durante muchos días y acumulan todo tipo de suciedad y barro, por lo que cuando las traes, lo primero que tienes que hacer es limpiarlas.

Y eso es lo primero que Dios hace por nosotros cuando nos elige del lugar sucio en el que estábamos. Leemos en 1 Corintios 6:11: Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

Y de nuevo en Tito 3:4-5: Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo.

Venimos de diferentes “parcelas de calabazas”, con diferentes tipos de suciedad sobre nosotros, pero todos nosotros tuvimos que ser limpiados por Jesús, ¿no es así? Piensa en lo que eras antes de que Jesús te trajera del huerto. Piensa en dónde estarías sin él.