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(Presentado por Lisa Bishop)

¿Qué te viene a la mente cuando piensas en la valentía? Probablemente hayas escuchado decir que el valor no es la ausencia de miedo sino sentir miedo y elegir actuar. Repasaré cinco actos de valentía, y el primer acto de valentía es asumir la responsabilidad. Admitir cuando se está equivocado.

¿Alguna vez te has encontrado en una situación en la que algo salió mal? Una conversación se convierte en conflicto, un paso en falso se convierte en un lío, un proyecto en el trabajo da un giro para mal… Y si eres honesto, fue tu culpa, pero no querías cargar con la culpa de tus malas acciones, ¿entonces le echaste la culpa a otra persona?

Adán y Eva hicieron eso en el jardín de Edén. En Génesis, Dios les había dado acceso a todos los árboles del jardín de apariencia agradable y buenos para comer, excepto el árbol del conocimiento del bien y del mal. Un árbol estaba fuera de los límites cuando el resto del jardín reinaba libremente. La serpiente tentó a Eva y en ese momento de la tentación ella empezó a dudar de la bondad de Dios. Ella come del árbol prohibido y Adán, que estaba con ella, hace lo mismo. Lo que sucede después es la culpa. Cuando Dios los llama y cuestiona sus acciones, vemos que la respuesta de Adán es: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y yo comí”. Entonces Dios le pregunta a Eva qué ha hecho y ella sigue con el juego de la culpa y dice: “Fue la serpiente, me engañó y comí”. (Génesis 3:10-13)

El juego de la culpa. Comenzó en el jardín y nos domina hasta el día de hoy. Me pregunto qué hubiera pasado si Eva hubiera asumido la responsabilidad de sus acciones en lugar de culpar a la serpiente. Si Adán hubiera reconocido su error, ¿cómo podría eso haber impactado positivamente la relación de Adán con Eva y con Dios? Vemos la culpa sucediendo a nuestro alrededor. Somos una cultura de la culpa. Nos faltan las agallas para admitir que estamos equivocados. Es más fácil señalar con el dedo y hacer que sea culpa de otra persona. Admitir que estamos equivocados requiere humildad. Tomar riesgos. Se necesita integridad. Se necesita valentía.

Si quieres vivir una vida apartada, admite cuando te equivocas. Asume la responsabilidad. Admite cómo jugaste un papel en un daño, en una falta de comunicación o un percance.

¿Hay alguna situación o relación que no está bien en tu vida? Tal vez tu parte en el colapso sea obvia. Tal vez no lo sea. Pídele al Espíritu Santo que te revele el papel que jugaste. Entonces sé valiente. Ten una conversación con las personas a las que afectaron tus elecciones. Admite tu error a tu compañero de trabajo o jefe. Asume la responsabilidad de tus elecciones y acciones que condujeron a una ruptura de amistad o relación.

Elige la valentía sobre la culpa.