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Encuentro que con frecuencia mi fe es como una montaña rusa: sube y baja. Algunas cosas son más fáciles de creer que otras. Algunos días son más fáciles que otros. ¿Puedes identificarte con esto?

Bueno, curiosamente hay muchas personas en la Biblia que lucharon con lo mismo. Abraham tuvo fe para creer que Dios podría darle un hijo en su vejez y llevarlo a una tierra prometida que nunca había visto. Pero no tuvo fe para creer que Dios podría librarlo de sus enemigos, así que mintió acerca de Sara. Abraham tenía mucha fe en un área y poca o ninguna fe en otra.

Pienso en Pedro, quien tuvo una fe enorme para salir de una barca y caminar sobre el agua hacia Jesús. Pero luego esa fe se debilitó cuando miró las olas debajo de él, y comenzó a hundirse. Pedro tuvo mucha fe en un momento y ninguna al siguiente.

Cuando lees los Salmos, te das cuenta de que el rey David ciertamente tuvo su parte de los altibajos de la fe. Está lleno de alabanza y alegría por la victoria de un día, y al día siguiente se pregunta si Dios lo ha olvidado y lo van a matar. Estos ejemplos me dicen que es posible tener algo de fe y algo de incredulidad al mismo tiempo.

En Marcos 9 leemos acerca del hombre que llevó a su hijo a Jesús para que lo curara y dijo: “… Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos”. ¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. Inmediatamente, el padre del niño exclamó: “¡Creo, ¡Ayúdame en mi poca fe!” (Marcos 9: 22b-24) Y a pesar de que la fe del padre era tentativa, Jesús sanó a su hijo.

Jesús no le dijo a este hombre: “Bueno, cuando tu fe sea perfecta, vuelve y sanaré a tu hijo”. No, Jesús escuchó su confesión de incredulidad y su grito de ayuda y sanó a su hijo.

¿No te anima eso? No tenemos que tener una fe perfecta para venir a Jesús con nuestras necesidades y peticiones. Puedes traer la poca fe que tienes y pedirle que te ayude a superar la gran área donde tu fe es débil.

Entonces, donde sea que tu fe sea débil hoy, confiésalo al Señor y luego pídele que te ayude en esa área de incredulidad. Él lo hará, y honrará la fe que ejerzas.