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¿Cuál es tu coeficiente de esperanza? Tu coeficiente de esperanza es más importante que tu coeficiente intelectual, tu coeficiente de inteligencia. En su libro, The Hope Quotient, Ray Johnston dice que debajo de cada persona próspera, cada matrimonio, niño y negocio próspero hay un factor: la esperanza. Y señala que la esperanza es mucho más que un sentimiento; es una decisión que tú y yo tomamos regularmente para hacer las cosas que generan esperanza en nuestras mentes.
En hebreos 10:23 leemos: “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa”.
Si has profesado fe en el Señor Jesucristo, tu esperanza está puesta en sus promesas, ¿verdad? Pero debes aferrarte a esa esperanza; tienes que aguantar cuando las cosas parecen desesperadas. ¿Será cierto que la vida te ha arrojado algunas circunstancias difíciles últimamente? ¿Tu trabajo está lleno de conflictos e incertidumbre?
Recientemente, una amiga me contó cómo su empresa fomenta una fuerte competencia entre compañeros de trabajo, lo que en realidad provoca falta de armonía como una forma de motivar a sus trabajadores a trabajar más duro y por más tiempo. Como resultado de ese ambiente de trabajo, todos están bajo mucho estrés y nunca están seguros de cuál el próximo en caer.
¿Te suena algo familiar? O tal vez es un problema de relación en tu familia, o tensiones financieras o simplemente estás cansado del interminable tire y afloje de la vida. ¿Qué te está robando la esperanza? ¿Qué te hace sentir desesperado?
Permíteme animarte a que te mantengas inquebrantable, sin rendirte, en la esperanza que has profesado porque el Dios de la esperanza es fiel. Pon este versículo, Hebreos 10:23, en una tarjeta y llévala contigo todos los días. Luego, cuando esos sentimientos de desesperanza comiencen a aparecer (y ten en cuenta que son sentimientos, no es la verdad), lee o cita el versículo y dile al Señor: “Me aferro inquebrantablemente a mi esperanza en ti”. Di la verdad a ti mismo y confía en el Dios de la esperanza. él no te fallara.