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Me estoy concentrando en Proverbios para las empresas del libro de Proverbios, que tiene 31 capítulos. Te animo a leer un capítulo todos los días.
Proverbios 10: 4: Los perezosos pronto se empobrecen; los que se esfuerzan en su trabajo se hacen ricos.
Una y otra vez la Biblia nos amonesta como seguidores de Cristo a ser trabajadores diligentes. Dios le dio a Adán la primera descripción del trabajo y “lo puso en el jardín del Edén para que lo trabajara y lo cuidara” (Génesis 2:15).
El apóstol Pablo a menudo condenaba la pereza. Escribió a la iglesia de Tesalónica:
1 Tesalonicenses 5: 12-14: Amados hermanos, honren a sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan. Y vivan en paz unos con otros.
¿Has notado que la ociosidad, la pereza, a menudo conduce a interrupciones? Has escuchado el viejo dicho de que “las manos ociosas son el taller del diablo”, y es cierto. Mantenerse ocupado y productivo te evitará problemas.
2 Tesalonicenses 3:10: Porque, incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma»”.
Dar dinero a las personas que tienen la capacidad de ganarlo pero que son perezosas no les hace ningún favor. Exigir a sus hijos que trabajen por su mesada es una buena manera de enseñarles que el trabajo duro trae éxito.
Al contar la parábola de los talentos, Jesús condenó la pereza con la mayor dureza. Al único siervo que no hizo nada con su talento, lo llamó “siervo malo y perezoso”. La pereza es un pecado. Y vivimos en un mundo que lo tolera, que lo recompensa a veces con dinero no ganado, lo que hace que algunas personas ni siquiera intenten encontrar un trabajo.
Puede que no seas la persona más inteligente en tu trabajo, ni la más educada o la más experimentada. Pero siempre puedes ser la persona más trabajadora y diligente en el lugar donde trabajas. Ese es un testimonio maravilloso de tu compromiso con Jesucristo. Es una forma en que su luz puede brillar en un mundo oscuro.