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¿Cómo podemos liberarnos de la esclavitud de la vergüenza?

Primero, hablemos de la diferencia entre culpa y vergüenza. He escrito un libro sobre la culpa (¿Por qué siempre me siento culpable?), Pero creo que la vergüenza es incluso más dañina que la culpa. La verdadera culpa es reconocer lo que has hecho mal, mientras que la vergüenza es verte a ti mismo como un fracaso por lo que has hecho o por las mentiras en las que has creído.

La vergüenza es creer que algo anda mal contigo y que básicamente tienes algún defecto. El enemigo de nuestra alma quiere mantenernos a ti y a mí esclavizados por la culpa y quiere convertir esa culpa en vergüenza. La culpa se convierte en vergüenza cuando pensamos en ello y seguimos recordándolo, o cuando fallamos en confesar nuestra culpa y encontrar el perdón. Pero, lamentablemente, muchos de los que han pedido y recibido perdón de Dios por algo en su pasado todavía albergan la vergüenza de ese pasado.

¿Recuerdas que Adán y Eva en el jardín del Edén estaban libres de vergüenza hasta que pecaron? En Génesis 2:25 leemos: ” Ahora bien, el hombre y su esposa estaban desnudos, pero no sentían vergüenza”. Sin embargo, con el pecado entró la vergüenza en sus vidas, y sus ojos se abrieron a su desnudez. Luego huyeron de Dios y trataron de esconderse. La vergüenza hizo que intentaran aislarse y cubrirse.

La vergüenza casi siempre nos hace escondernos de los demás porque tenemos miedo de que nos descubran. No queremos que otros vean nuestra vergüenza, al igual que Adán y Eva. Podríamos hablar de nuestra culpa, pero es menos probable que hablemos de nuestra vergüenza. Entonces, lo guardamos adentro y comienza a acumularse. Muchas personas han acumulado vergüenza desde la infancia por todo tipo de razones, y esa vergüenza acumulada no desaparece con el tiempo. A menudo sale a la superficie de formas muy destructivas en momentos de estrés o de miedo.

La buena noticia es que gracias a Jesús podemos ser liberados de la esclavitud de la vergüenza. Si eres un verdadero seguidor de Cristo, nacido en la familia de Dios por la fe en Jesucristo, se te ha dado el camino hacia la libertad de la vergüenza.