Play

Nadie está en tu vida por accidente. Eso es difícil de tragar cuando hay alguien difícil en tu vida, ¿no?

Recuerdo bien cuando tuve un jefe muy difícil en mi vida y lo único en lo que podía pensar era en lo rápido que podría encontrar otro trabajo y salir de allí. Durante un año hice todo lo posible por “volar y descansar”, como dice el salmista, nada funcionaba. Finalmente, esa voz interior del Espíritu de Dios me dijo claramente: “Estás aquí con un propósito”.

Pensé: “¿Qué propósito podría tener trabajar para este hombre tan difícil, humillante e intimidante?” Pero comencé a orar de otra manera: “Señor, creo que nadie está en mi vida por accidente, así que acepto a este jefe difícil. Por favor, ayúdame a verlo con tus ojos”.

Poco a poco comencé a replantear a esta persona, ponerlo en un marco diferente. En lugar de verlo como difícil y humillante, elegí ponerlo en un marco “inteligente”, porque de hecho era inteligente. Decidí aprender todo lo que pudiera de él y orar para que le sucedieran cosas buenas.

Qué diferencia hizo cuando finalmente dejé de rebel

arme contra él en mi vida y realmente lo acepté por algo bueno, que no pude ver ni entender en ese momento. Pero ahora puedo decirles que los siguientes dos años que trabajé para él me prepararon para trabajar por cuenta propia, lo que me permitió comenzar y dirigir este ministerio. Durante los últimos treinta y siete años, Dios ha elegido hacer crecer este ministerio de una estación a más de 400, y yo nunca podría haberlo hecho sin la libertad de trabajar por cuenta propia. Dios estaba usando a este hombre difícil para prepararme para su trabajo, aunque solo en retrospectiva pude ver eso.

 

¿Quién es esa persona difícil en tu vida? ¿Puedes confiar en que Dios tiene a esa persona allí por alguna buena razón? ¿Puedes poner a esa persona en un marco diferente, un marco positivo, y empezar a orar por esa persona? Cuando lo hagas, Dios podrá obrar milagros y convertir ese dolor en ganancia para ti.

Espero que recuerdes la frase: nadie está en tu vida por accidente. Cuando empieces a creer eso, Dios te mostrará maravillosas razones por las que ha puesto personas en tu vida, podrás aceptar las relaciones difíciles mucho mejor y apreciarás mucho más las buenas.