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Probablemente no necesites alimentar a una multitud hoy, pero muchos de ustedes enfrentan necesidades que parecen tan insuperables. Cuando los recursos no coinciden con la necesidad, ¿qué podemos hacer?

Estamos hablando del milagro que puedes leer en Juan 6: 1-15, nota lo que hizo el niño pequeño. Ofreció su almuerzo. Tengo que creer que hubo otras personas que trajeron comida con ellos en esa multitud, pero él era el único que estaba dispuesto a hacer lo que podía. Tenía una fe de niño y simplemente le dio su pequeño almuerzo insuficiente a Andrés.

La reacción de Andrés fue la misma que la nuestra: “Oh, muchas gracias, niño, que amable de tu parte ofrecer, pero ¿hasta dónde llegarán estos cinco panes de cebada y dos peces pequeños entre tantos?” Pero como saben, Jesús pudo tomar ese pequeño almuerzo insuficiente y convertirlo en un milagro.

Ahora piensa, ¿qué tienes que ofrecer a Jesús? Tal vez sea muy pequeño e insuficiente, pero no subestimes lo que puede ser cuando se lo entregues al Señor. Otro principio que aprendemos de esta historia es que cuando enfrentamos una necesidad mayor que nuestro recurso, debemos hacer lo que podamos, aunque no sea suficiente, porque Jesús puede multiplicar lo que hacemos. Quizás te has desanimado tanto que no has hecho nada. Piensa, en este momento, ¿qué podrías hacer para mostrarle a Jesús que tienes fe en su capacidad de multiplicar?

Este niño no se avergonzó de ofrecerle a Jesús lo que tenía. No estaba pensando en lo insuficiente que era, estaba pensando en lo suficiente que era Jesús. No importa cuán pequeña sea tu contribución, si se la das a Jesús y haces lo que puedes, él es suficiente para tomar tu insuficiencia y hacerla suficiente.

Los discípulos miraron lo que tenían, vieron que era insuficiente y se dieron por vencidos. El chico del almuerzo miró lo que tenía y, aunque era insuficiente, estaba dispuesto a dárselo a Jesús y confiarle los resultados. Hoy, cuando observas tus recursos y ves que son insuficientes, solo dáselos a Jesús y dale permiso para hacer lo que quiera con lo que tienes.

Algunos de ustedes están desanimados porque no tienen suficiente dinero, o se enfrentan a un problema de salud, o una relación se está desmoronando, o tu familia está en una situación desesperada. Sea lo que sea, no mires tus deficiencias hoy; mira a Jesús. Dale lo que sea que tengas y luego espera a ver qué puede hacer.