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¿Has sido objeto de desprecio últimamente? Si bien hay momentos en los que somos llamados a soportar pacientemente un trato injusto y esperar el tiempo de Dios, también hay momentos en los que sabemos que Dios quiere que tomemos una posición en contra de este tipo de trato.

Si sientes que estás en esa posición, después de mucha oración y paciencia, recuerda estas pautas:

  • No tomes medidas asertivas o de confrontación cuando estés emocionado, molesto, enojado o cansado.
  • No confrontes el comportamiento de otra persona cuando otros estén presentes. Hazlo en privado.
  • Planifica tu enfoque. Escríbelo con anticipación para que elijas tus palabras con cuidado. Aunque no vayas a leer tu discurso, al escribirlo elegirás tus palabras con mucho más cuidado. Toma algunas notas contigo para ayudarte a recordar.
  • Suavizar el golpe. Elije palabras que no provoquen una reacción defensiva por parte de la otra persona, tanto como te sea posible. Trata de no dar ultimátums. “La dulzura del habla aumenta la persuasión”, como leemos en Proverbios 15, así que haz que tus palabras sean lo más agradables posible.
  • No hables de la situación con los demás. Mantén esto entre tú y la persona a la que te enfrentas tanto como sea posible. Ten cuidado de no caer en el modo de difamar y degradar a esa persona ante los demás.
  • Trata de crear una atmósfera de “gana-gana” en tu conversación. Señala los beneficios para todos los involucrados.
  • Asegúrate de que tu momento sea el adecuado. Evita los días muy ocupados o los momentos en que la otra persona esté molesta, cansada o preocupada por otras cosas.
  • Lo importante es orar mucho por esta decisión y buscar el consejo de asesores de confianza.

Recuerda, cuando estamos involucrados emocionalmente en una situación, puede ser difícil para nosotros ver el bosque porque estamos mirando los árboles. A veces necesitamos la perspectiva de otros que son más objetivos.