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¿Te has dado cuenta de que la Biblia no escatima en contarnos toda la historia? Podemos aprender de algunas de las personas en la Biblia que tomaron decisiones terribles.
David viene a la mente, este hombre conforme al corazón de Dios. Pero su elección de llamar a Betsabé, cometer adulterio, hacer que mataran a su esposo, todos esos sórdidos detalles están en la Biblia. Me pregunto con qué frecuencia pensó David en las consecuencias de esa elección terriblemente mala que hizo. Pagó un precio muy alto personalmente por esa elección y, sin embargo, Dios todavía lo amaba y lo usaba.
Por otro lado, piense en Sadrac, Mesac y Abed-nego, esos tres jóvenes judíos llevados cautivos a Babilonia. Se les ordenó adorar la estatua pagana que hizo el rey Nabucodonosor o ser arrojados al horno de fuego. Tenían que tomar una decisión. Me encanta como respondieron al Rey:
“Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado” (Daniel 3:16b-18).
Así como estos hombres eligieron tomar esa firme posición por su Dios, es posible que tu tengas que enfrentar algunas elecciones similares. Es posible que te enfrentes a algunos hornos ardientes incluso ahora: instrucciones de tu empresa que no son compatibles con tu fe; falta de respeto de familiares o amigos que te condenan por no estar de acuerdo con la cultura; el rechazo de las personas que piensan que eres raro porque te mantienes firme en tus convicciones bíblicas. ¿Escogerás, como lo hicieron estos tres hombres, no servir a otros dioses? ¿No cederás a la presión de abandonar tus creencias, sabiendo como lo hicieron ellos que de hecho tendrás que vivir con las consecuencias de tu elección? ¿Estás determinado por la gracia de Dios a tomar la posición de “incluso si él no lo hace” por Jesús?