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Durante su ministerio terrenal, los enemigos de Jesús estaban continuamente tratando de avergonzarlo. Aunque era totalmente inocente de cualquier pecado, siempre lo acusaban de algún pecado u otro. La Biblia dice que en esos tiempos cualquiera que fuera colgado de una cruz era maldito. Fue la peor vergüenza que se les ocurrió a los enemigos de Jesús para tratar de avergonzarlo.

Sin embargo, escucha esta verdad de Hebreos 12: 2b: Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios.

Soportó la cruz porque esa era la única forma de pagar por nuestros pecados. Pero despreció la vergüenza. ¿Sabes lo que significa el desprecio? Significa sentir o expresar ofensa o burla por algo. Jesús despreciaba la vergüenza, se negaba a aceptarla. La cruz fue considerada un instrumento de vergüenza, es cierto, pero Jesús despreció esa vergüenza. Soportó el sufrimiento de la cruz, pero rechazó la vergüenza. Su cruz no fue una cruz de vergüenza, fue una cruz de redención, de salvación.

¿Qué hacemos a menudo? Huimos del sufrimiento, sea el que sea, tratando de evitar cualquier tipo de dolor, pero asumimos la vergüenza, abrazándola como si fuera la verdad. La vergüenza es siempre una mentira, porque la vergüenza ataca a quienes somos. No importa lo que hayamos hecho, independientemente de lo que haya en nuestro pasado, no cambia nuestro valor como personas creadas y amadas por Dios. La vergüenza es una mentira que dice que tenemos poco o ningún valor, por lo que siempre debemos rechazarla, no importa cómo te sientas, porque no es la verdad.

Jesús despreció la vergüenza y nosotros también deberíamos hacerlo. Tu vergüenza tiene sus raíces en algo que hiciste o en algo que te hicieron o en algunas mentiras sobre ti mismo que has creído. Es muy útil si puedes encontrar ese lugar donde la vergüenza comenzó a acumularse en tu vida y luego pedirle a Jesús que sane esa herida. Entonces la batalla está en tu mente: debes aprender a rechazar los pensamientos de vergüenza, reemplazarlos con la verdad de la Palabra de Dios y aprender a vivir en la libertad que Jesús te ofrece.