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Es muy probable que el agotamiento que tú y yo experimentamos, los nervios y los bordes desgastados, sean el resultado de aceptar trabajos que Dios nunca quiso para nosotros, de tratar de ser supermujeres o superhombres, de pensar que podemos ser todo para todas las personas, de nunca decir: “Ese no es mi trabajo”. Y en medio de todas esas voces urgentes, tú y yo hemos dejado de lado lo que es importante: la Palabra de Dios y la oración.
No puedes permitir que otros, sin importar cuán buenas sean sus intenciones, te hagan tratar de hacer o ser, lo que no se supone que debas hacer o ser. Puedes decepcionarlos, pero si quieres ser eficaz para Dios, tienes que evitar la tendencia a tratar de ser todo para todas las personas.
No significa una vida de comodidad, sin presiones. Estoy segura de que a veces las horas seguirán siendo largas y el agotamiento seguirá siendo parte de tu vida. Pero cuanto más te sumerjas en la Palabra de Dios, menos frenético estarás, más sabrás lo que Dios quiere que hagas y lo que no, más tranquilo y en paz podrás estar al enfrentarte a tu apretada agenda.
En su folleto La tiranía de lo urgente, Charles Hummel tiene una sugerencia que me parece excelente. Sugiere que, además de ese tiempo diario para conocer a Dios, dediques una hora a la semana al inventario espiritual, para evaluar lo que ha sucedido durante la semana anterior y planificar la semana que viene. Para asegurarte de que tu lista de cosas por hacer tenga las cosas importantes en la parte superior.
Para ayudarte a ti y a mí en ese proceso, he escrito una sencilla guía para usar en ese inventario espiritual. Si te tomas en serio el poner en orden tus prioridades, dedicar tiempo a conocer a Dios, eliminar las cosas sin importancia de tu lista de prioridades y poner la Palabra de Dios y la oración en la parte superior de tu lista, entonces esta guía para un inventario espiritual semanal puede resultarte útil.
Espero que muchos de ustedes consideren usar esto cada semana. Creo que será de gran ayuda para salir del modo de crisis y entrar en un estilo de vida más centrado en Dios.